miércoles, 16 de abril de 2014



Transporte

EL AISLAMIENTO NUESTRO DE CADA DÍA

Quien quiera o necesite trasladarse desde Los Cerrillos 
hasta cualquier otro sitio del departamento o de Montevideo 
deberá tener en cuenta que los últimos turnos de regreso 
son entre las 20 y las 23 horas, de lo contrario quedará 
aislado en ese viaje de ida hasta el día siguiente. 
Lo mismo ocurre para asistir a un hospital en la capital 
como a un espectáculo en Pando o a un centro de enseñanza 
en la escuela rural más cercana (lejana).
El acceso a la interconexión entre los pueblos es un 
derecho básico y una necesidad que los gobernantes deberían atender, pero muchas veces eso no ocurre como debiera. 
¿Cómo gestionamos esta realidad sin morir en el intento?

Desde aquí se ve

Esperando en la parada


Las frecuencias del transporte colectivo de pasajeros son reguladas a nivel nacional por el Ministerio de Transporte y Obras Públicas y en lo departamental por la Intendencia de Canelones. No debe existir en esa regulación ninguna injerencia por parte de las empresas, sino que ellas deben aceptar y cumplir lo que se dictamine desde los ámbitos de coordinación antes citados, aunque a veces ello no ocurre, ya que por viejos vicios que aún permanecen vigentes muchas veces esas empresas presionan a los organismos estatales para conservar sus lucrativas prebendas, y a veces lo logran y otras no. Sea como fuere, en este caso también deben entender las autoridades que el bien común y la calidad de vida de los pueblos está por encima de cualquier fin de lucro privado que se le interponga. Eso a veces ocurre y a veces no. El aislamiento parcial que padece Los Cerrillos en materia de transporte no es sólo potestad de Los Cerrillos, ya que incluso hay muchas poblaciones del Uruguay profundo por donde no ha pasado ni pasa un solo ómnibus en su historia o quizás apenas uno o dos por semana,  y se la tienen que arreglar, pero el deber de los organismos públicos que gestionan las frecuencias de transporte es el de propender a que ningún sitio del Uruguay quede aislado, porque ese aislamiento también cifra las identidades sociales, culturales y económicas de cada uno de esos parajes, además de que en muchos casos puede representar también la ínfima diferencia entre la vida y la muerte. El desinterés por la atención de las zonas rurales tiene orígenes históricos pero vigentes aún hoy, así como el vaciamiento del campo continúa siendo una constante que parece no interesar ser atendida por nadie en el país ex agrícola-ganadero. Pero esa desatención excede también la zona rural y se extiende a la semirural, como la nuestra, a apenas 37 kilómetros de la capital del país. En la ONDA vaciada hace décadas pueden quedar vestigios de cómo se llegaba mejor a esas zonas, pero por algo la ONDA fue vaciada. Como ejemplo, usted de pronto necesita ir a cuidar un familiar a un hospital montevideano, pero deberá estar atento a que alguien lo releve antes de las diez de la noche para tener tiempo de llegar a la terminal de Río Branco y tomarse el último ómnibus del día hacia Los Cerrillos a las once de la noche, o de lo contrario deberá pernoctar en ese hospital, o en la calle si en lugar de ir a cuidar a un familiar internado se le ocurre asistir a un cine o a un espectáculo teatral o musical. Y si no quiere dormitar en la calle hasta el primer ómnibus de la mañana mejor vaya pensando en desembolsar unos 600 pesos para pagarse un habitación de un hotel de una estrella o en invertir algunos pesos menos consumiendo varios refrescos, cafés o cervezas en el único boliche abierto las veinticuatro horas en las cercanías de la terminal (San José y Río Negro), porque si se le ocurre aguantar la espera en Río Branco, al lado del puerto, es muy posible que el dinero que (le) gasten sea mucho mayor. Pero lo mismo ocurre si debe viajar a cualquier otra localidad de Canelones, donde las frecuencias muchas veces culminan bastante antes de esa hora, o peor aún si por ejemplo debe hacerlo a Pando, para lo cual primero deberá tomar un ómnibus a Montevideo para luego trasladarse de allí a esa ciudad, porque desde Canelones a Pando no existe ninguna frecuencia y mucho menos desde Los Cerrillos, claro. En el caso de Montevideo la responsabilidad es del Ministerio de Transporte pero en el de las ciudades del departamento de la Intendencia de Canelones. A primera vista resultan casos de sencilla resolución, pero esa resolución demora en aparecer. ¿Tanto poder tienen las empresas que lucran con el transporte o el motivo (¿y el desinterés?) es otro? Un caso similar, pero más grave en esencia, es el del acceso a los centros de enseñanza, donde Los Cerrillos está rodeado de al menos una docena de escuelas rurales en algunos casos incrustadas más de 5 kilómetros territorio adentro. La idea de este trabajo es sensibilizar y emplazar a las autoridades sobre el tema en cuestión, a la vez que ayudarnos a despertar de nuestro letargo y pasividad, también históricos, como ocurre en todas las poblaciones del interior del país, donde damos por sentado que lo hecho, hecho está.

Con docentes de escuelas rurales cercanas a Los Cerrillos

AISLADOS Y ANÓNIMOS

Aclaración de rigor: En treinta y tres años de periodismo he realizado muchas investigaciones y para ello también he debido mantener en el anonimato a muchas de las fuentes consultadas. Desde 1981 he hablado con presos, con narcotraficantes, con policías infidentes, con prostitutas allegadas a jerarcas públicos, y en muchos casos mantuve su anonimato en función de los datos que ofrecían para la investigación. Desde hace treinta y tres años he debido afrontar encerronas de millonarios involucrados en delitos que mandaban a sus lacayos para ello, persecusiones oficiales y extraoficiales, y hasta el día de hoy he recibido veinticuatro amenazas de muerte, pero siempre que valía más el testimonio que el nombre de los informantes oculté esos nombres, es un derecho de este oficio aunque algunos jueces últimamente no lo reconozcan como tal. Pero lo que nunca en treinta y tres años de profesión me había ocurrido es tener que ocultar los nombres de los maestros entrevistados porque la Inspección de Escuelas les prohíbe hablar; aunque lo mismo ocurrió cuando intenté dialogar con la encargada de la policlínica de Los Cerrillos: desde los altos mandos me dijeron que esa señora no podía ser entrevistada si previamente no lo solicitaba por escrito ante las autoridades de Salud Pública. Quede dicho de una vez y para siempre: solamente hace dos años y medio solicité autorización por escrito a una jueza y a un director de cárceles porque de lo contrario no se me permitía ingresar al penal de Libertad para entrevistar a un acusado de homicidio múltiple, estaba privado de su libertad y era un caso excepcional que bien valía el esfuerzo, pero bajo ningún concepto pienso seguirles el juego a quienes ostentando un relativo poder de mando les cercenan a los docentes el derecho a la palabra, por lo tanto jamás habré de pedirle permiso a nadie para que otro pueda ejercer su libertad de expresión. El pasado 28 de febrero la Inspección Departamental de Educación Inicial y Primaria de Canelones emitió una circular dirigida a directores, maestros y personal no docente en la cual se les “recuerda” que están inhibidos “de formular declaraciones sobre temas vinculados con el organismo del cual dependen” y se les advierte que “teniendo en cuenta las nuevas tecnologías (facebook, twiter, etc.), deberá tenerse especial cuidado al hacer uso de las mismas, cuando se realizan manifestaciones u opiniones referentes a las escuelas que gestionan, o cumplen funciones, teniendo presente que todo reclamo deberá hacerse por la vía jerárquica correspondiente”. Es por este único motivo que la siguiente entrevista colectiva con docentes de Los Cerrillos la publicamos omitiendo los nombres de cada uno de los entrevistados, porque las represalias a terceros nos patean el hígado y otros órganos y porque tampoco es nuestro objetivo que por ejercer su derecho a la libre expresión resulten penalizados por un organismo de gobierno que no permite esa libre expresión. Y si algún jerarca se siente molesto por ello por favor no se la tomen contra los educadores o auxiliares, que en esta revista están mi nombre, mis teléfonos, mi correo y todos mis datos para poder ubicarme. Yo los dejaré hablar.

En Uruguay cierran diez escuelas rurales por año

LAS LARGAS LEGUAS DE LA ENSEÑANZA


En nuestro país existen 1125 escuelas rurales a las que concurren unos 20000 alumnos, es decir un promedio de 17,7 alumnos por centro educativo rural según datos del Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP). El organismo rector de la enseñanza también afirma que hay 590 con menos de diez alumnos, 250 con hasta cinco niños y 20 escuelas con sólo un alumno. En virtud de ello, el director general de Primaria y exsindicalista, Héctor Florit, aseguró al diario El País que cada año se pierden diez escuelas del campo por falta de alumnos, haciendo hincapié en un dato falso: “El desarrollo económico y productivo que tuvo el campo no se vio reflejado en el incremento de la matrícula escolar” afirmó, deslindando responsabilidades gubernamentales y culpando a “muchas familias que trabajan en el campo (pero) prefieren vivir en centros poblados y trasladarse todos los días a sus empleos”. A raíz de esa desidia por el sector productivo la matrícula escolar se redujo a menos de la mitad en cuarenta años y la tendencia es a la baja. Rodea a la tercera sección de Los Cerrillos una docena de escuela rurales: la 3 de Aguas Corrientes, donde también funciona un jardín de infantes; la 4 de Barrancas Coloradas, rumbo al Parador Tajes, donde trabajan dos maestros con serios problemas de locomoción; la 5 en Puente de Brujas, a unos 3 kilómetros de Cerrillos rumbo a Canelones, la 7 de Paso del Bote que en diciembre de 2013 quedó unidocente por bajo alumnado (en esta zona desde 2006 circulan dos ómnibus diarios, pero antes de esa fecha sólo se podía ir los lunes y volver los viernes); la 8 en Los Cerrillos al sur, sobre ruta 49, donde no existe locomoción; la 36 de Curva de Bruschi, que está atendida por la empresa Ceballos; la 37 en Quinta de Illa, unidocente y sin locomoción alguna; la 61 en Villanueva, sobre ruta 36, al lado del jardín rural 237, con buena locomoción; la 72 de Cuchilla de Sierra, cuyo acceso en ómnibus se habría solucionado este mes; la 120 en Campo Militar, también con muy buena locomoción; la 143 de Las Brujas, sin locomoción desde Los Cerrillos, con trasbordo en Beittone; y la 168 de Rincón del Colorado, con problemas de acceso. Además en ninguna escuela rural se atiende (aunque sí se los recibe) a niños con capacidades diferentes, por lo que no acceden a ningún tratamiento y mucho menos diagnóstico, asistiendo alumnos ciegos, con sindrome de down y otros, discapacitados intelectuales, motrices o múltiples, los cuales sólo pueden acceder a la misma educación que sus coetáneos, sin ningún tipo de cobertura asistencial específica para cada caso. Tampoco se brindan clases de música, canto, gimnasia, expresión corporal, plástica, labores, etcétera, ni se asignan los rubros necesarios desde Primaria para que ello pueda llegar a acontecer, y cuando se realiza la solicitud de estos profesores a Primaria simplemente no se recibe respuesta. Las distancias entre la parada de ómnibus más cercana y la escuela oscilan entre los dos y los siete kilómetros. Pero además del conflicto educacional que se crea en este aislamiento, la ausencia de medios de locomoción también dificulta enormemente el alcance más básico a la salud, imposibilitando a los ciudadanos el acceso a sus derechos elementales fundamentales, en el entendido agregado de que en muchos casos ni la propia población campesina los conoce. De todos estos temas, y algunos más, dialogamos con una serie de docentes que aparecerán innominados por todas las razones ya expuestas.



—¿Cuántas escuelas rurales rodean la ciudad de Los Cerrillos y cómo se puede acceder a cada una de ellas?
—Los Cerrillos está rodeado por más de doce escuelas rurales. Está la 8, sobre ruta 49, que no tiene locomoción para poder trasladarse, por lo tanto ofrece mucha dificultad para llegar los alumnos, los docentes y los profesores especiales. Está la 4, de Barrancas Coloradas, que tiene muy mala o nula locomoción, rumbo a Parador Tajes. Está la 5, Punta de Brujas, que en ese caso sí está la empresa Ceballos, que lleva y trae, muy cercana a Los Cerrillos. Está la 7 de Paso del Bote, que lamentablemente este año vuelve a ser unidocente; eran dos maestros pero por bajo alumnado y por no poder llegar a ella por falta de ómnibus quedó con maestro único. La 37 de Quinta de Illa, que alberga a alrededor de diez niños, donde tampoco existe locomoción alguna para llegar ni para regresar de la escuela. La 36, Curva de Bruschi, que está cercana y tiene empresa Ceballos. La 143 de Las Brujas, que estamos a 15 kilómetros y no existe locomoción tampoco de unión con Los Cerrillos. La 168, Rincón del Colorado, que tampoco tiene locomoción directa. La 120, Campo Militar, que sí la tiene a través de empresa Ceballos y Copsa. La 63, Paso Garúa, que en un momento estuvo desprendida y cerrada también con la reforma de Germán Rama, se logra que vuelva nuevamente a abrirse como unidocente. La 61, de Villanueva, sobre ruta 36, con muy buena locomoción. Y por último el jardín de infantes rural 237, primero en el país, que también está sobre la ruta 36.
—Y además quedaría para definir si pertenece la 3 de Aguas Corrientes y el jardín de infantes que se encuentra allí, porque no está definido el tema de los límites jurisdisccionales, como también es el caso de la 45 rural de tiempo completo; pero sé que a nivel judicial se toma en cuenta toda esta zona, inclusive también la 62 de Etchevarría.
—¿Cuáles son las características educativas de esas escuelas? 
—El ámbito rural tiene la condicionante de los tiempos y la especificidad que tienen los niños, la forma de llegar, el tiempo, la distancia, inclusive la exposición a una gran vulnerabilidad que no es atendida, con un sistema de salud que no está cercano en los espacios geográficos, la propuesta que puede haber a nivel de institución pública o privada de la ciudad no llega al campo, un altísimo porcentaje de los niños queda en el camino a nivel educativo y su último año de estudios es sexto año porque a pesar de que la ley dice que es obligatorio desde los cuatro años hasta ciclo básico en este país no están dadas las condiciones como para que se puedan trasladar desde donde viven hasta el liceo más cercano o la escuela técnica o lo que sea.
—Claro, en este caso eso se traduce en que la locomoción pasa a ser un derecho humano fundamental sin ninguna duda.
—Por eso cuando llegamos a analizar profundamente, muchos docentes o especialistas nos encontramos con que se cierra la puerta a la hora de que sabemos que no hay locomoción.
—¿Cuál es la situación de las más alejadas? ¿Cómo llegan los niños?
—Los niños llegan en alguna moto, varios niños en una moto, o caminando. Muy pocos en bicicleta, porque a veces tampoco hay caminos de balasto como para andar en bicicleta. Y algunos en ómnibus, que son los menos porque este tema está carente como forma de acceso.     
—Eso en condiciones climáticas normales, pero ¿qué pasa cuando hay mal tiempo, viento, lluvia, tormentas eléctricas?
—Acordamos generalmente que si está por venir una tormenta, por ejemplo, los retiren antes de la hora, o llegan más tarde, o sino, bueno, faltan.
—Hay niños en el paraje Quinta de Illa, y esto sigue sucediendo, sucedió por dos o tres décadas, que están a cinco kilómetros por campo, campos con alambrado eléctrico, animales que están sueltos, arroyos y partes inundables, y sino que lo tienen que hacer a camino. Generalmente estos niños pertenecen a la comunidad de la Quinta de Giménez, que está entre Las Brujas y Paso del Bote, y éstos se han quedado con una escolaridad bien reducida, que puede llegar a un 30 o un 40 por ciento en todo el año que pueden acudir, y no se dispone de un vehículo.
—En un momento hubo una intención muy importante por parte de la alcaldesa Rosa Imoda, que ofreció un dinero para poder colaborar con algún padre que tuviese un vehículo en el que pudiese llevar a cinco o seis niños. No había ningún padre disponible de diez de la mañana a tres de la tarde como para llevarlos, por lo tanto a pesar de que hubo la intención de otorgar un dinero para el combustible no había ninguna persona que lo hiciera.
—Así sucede en varios espacios que están tan cerca de Montevideo, tan cerca de la capital departamental, y no se puede creer, porque si esto lo comparamos con otros lugares mucho más inhóspitos o recónditos geográficamente, agarramos el mapa y pensamos que acá en Canelones esto no sucede, pero es así, los maestros tenemos que desplazarnos en moto, las motos se rompen, hay barro, hay tormenta, hay inundación, hay que dejar la moto, tenemos que esperar que el agua baje, tomar todas las consideraciones. A su vez, en el caso de estar en buen tiempo tampoco podemos acudir a contratar un taxímetro para ir a trabajar.    
—O sea que no cuentan con ningún apoyo.
—La policía de Los Cerrillos fue un estandarte en cuanto a la colaboración en 2005, 2006 y 2007 con la escuela 37 de Quinta de Illa, llevando una vez a la semana a una maestra de ciegos que venía de Las Piedras, porque si llegaba la maestra hasta acá, hasta la ciudad, siete kilómetros no los podía hacer a pie, entonces la policía la llevaba y la traía.
—Así también sucede cuando hay algún problema de salud, porque como no hay atención directamente con ambulancia hacia algún niño que tiene algún quebranto de salud en el medio escolar hemos tenido que llamar también los maestros y directores a la policía para que traslade a los niños a Los Cerrillos o al hospital más próximo, que es el de Canelones. Debería la emergencia médico móvil de Los Cerrillos poder atender y abarcar a los niños de las escuelas públicas rurales, porque esto sí sucede en las escuelas urbanas, pero no llega a las rurales.
—Y en cuanto a la elección de cargos, generalmente eligen los cargos de escuelas alejadas quienes van quedando últimos en la lista, por diferentes motivos, o se elige rural y alejada geográficamente porque el alma de ser maestros y de habernos preparado para ser maestros urbanos o rurales no hace de esto ninguna pesadumbre ni nada por el estilo. Es un desafío muy importante.
—Pero también hay que destacar que desde Primaria, desde el CEIP, existen cinco áreas de trabajo que no son abordadas por los niños de escuelas rurales porque no tenemos alcance a profesores de gimnasia, educación física, tampoco existe asignación de profesores de música, canto, expresión corporal, teatro, expresión plástica; o sea, encima estas áreas en las demás escuelas están atendidas por profesores especiales, contratados por el Consejo, y en las escuelas rurales no llega.    
—La policía se tiene que hacer cargo de combatir el delito y ofrecer la mayor seguridad posible a los habitantes de una población. La alcaldesa tiene que ocuparse de un montón de cuestiones burocráticas públicas que también involucran a los ciudadanos de la sección donde se encuentre. Ninguno de ellos tiene por qué ocuparse de la educación. ¿Qué responden sobre esta problemática del acceso dificultoso a las escuelas rurales las autoridades de la educación? ¿O no responden?
—De parte de las autoridades de la educación está la propuesta.
—Hubo un momento en el que se consideró que si una escuela estaba mal ubicada, que le llamaban a toda aquella escuela que estaba a más de tres o cinco kilómetros de la ciudad más cercana, se retribuía monetariamente con un plus en el sueldo. Podía ser una forma que tendría el docente para paliar esa situación.    
—El docente, ¿pero los gurises?
—Los niños… en realidad muchas veces las familias deciden traerlos a la ciudad porque la propuesta pedagógica es más atractiva, hay más áreas, hay mayor socialización, porque el acto educativo se define como un acto de relacionamiento, de vinculaciones, y cuando quedan tres o cuatro niños en una escuela está muy comprometida la socialización. Entonces desde las autoridades vamos a una elección de cargos todos los años, y quien elige una escuela aislada geográficamente ya conoce cuáles son las condiciones que va a tener para poder trabajar y de lo contrario que no la elija. Esa es la propuesta.
—Si está dispuesto a ceder su tiempo y a realizar ese sacrificio al ir a una escuela rural que la elija y sino que opte por una urbana. En realidad es así.   
—¿Pero qué pasa con el alumnado de esa escuela que queda por ejemplo siete kilómetros adentro?
—Cuando los niños no pueden ir los docentes tenemos que solicitar una prueba que tenga que ver con algo médico, pero generalmente nos responden.
—Los padres son los que se tienen que preocupar, pero cuando conocemos que los padres no pueden abandonar el trabajo porque están en una jornada laboral rural muy ardua adentro de una quinta, no pueden salir, e incluso los niños trabajan junto con los padres, nos encontramos con un problema que es más que multifacético, que debería ser abordado por diferentes organismos del estado o privados, como hemos tenido también muchas veces desde diferentes instituciones privadas que han venido de una u otra forma donaciones, sabiendo que el aislamiento rural muchas veces tiene hasta peores connotaciones que la pobreza urbana. El estar aislado, el estar lejos de todo, lleva a un tipo de pobreza que realmente puede llegar a tener peores connotaciones que la pobreza urbana.    
—¿Alguna vez alguien intentó dialogar con algún encargado de alguna empresa de transporte para ver si se conseguía que alguna de ellas llegara hasta esas escuelas al menos en dos turnos, que se pudiera desviar uno de los ómnibus por lo menos en dos frecuencias?
—Por ejemplo de Compañía del Este ellos plantean que no pueden cubrir el horario de cinco horas que se hace en una jornada de escuela rural, por lo tanto a pesar de numerosos llamados telefónicos, de hablar con los dueños, de recibir la visita de los dueños, nos han dicho que es la Dirección de Transporte de la Intendencia de Canelones la que no les asigna la posibilidad de poder tener un recorrido que pueda abarcar la escuela.
—Igualmente es importante también destacar que los maestros que tienen acceso a ómnibus para llegar al trabajo tienen una compensación monetaria por los boletos, pero los maestros que van a la escuela en moto, en auto, o tienen que llegar en algún momento en un taxímetro no tienen forma de poder corroborar que tienen gasto de traslado, por lo tanto hay una gran desigualdad: el maestro urbano recibe boletos y el maestro rural se tiene que costear el traslado.
—En 2006 más o menos hubo un planteamiento de la entonces Junta Local que llevó a que por parte de la Intendencia se preguntara a algunas empresas privadas acerca de los costos para hacer los traslados en caminos vecinales, y las empresas de ómnibus dijeron que de ninguna manera podían hacer tantos kilómetros con uno, dos o tres pasajeros, porque no era lucrativo. La Intendencia atendiendo ese caso podría haberles ofrecido un subsidio, pero eso no se hizo, aunque las empresas ya están subsidiadas para que los jóvenes puedan llegar en ómnibus a estudiar a la localidad, pero el problema es cuando no hay ómnibus.    
—¿Qué conocimiento de toda esta problemática tiene la población de Los Cerrillos o la población más cercana a las escuelas rurales que se encuentran en esta situación? ¿O no les importa? Porque cuando la gente se involucra la respuesta oficial puede ser otra.
—Las personas teniendo el tiempo suficiente y la voluntad y las ganas es mucho lo que se acercan a las escuelas rurales. Los maestros también contamos con los padres como apoyo. Pero es demasiado pobre la propuesta cultural que hay, o inexistente, entonces todo el tiempo en el que el niño está fuera de la escuela no está recibiendo ninguna posibilidad de relacionamiento o socialización.    
—Muchos talentos quedan limitados o frustrados porque realmente no pueden acceder a la posibilidad de tener como respaldo una familia con un vehículo para poder acceder a un lugar y un respaldo económico que pueda apoyar su continuidad educativa. La población tiene interés y quiere seguir teniendo estudios, pero lo más grave es el problema de cómo llegar a las ciudades.
—Quizás estaríamos en momento de pensar en un ciclo básico rural en alguna escuela donde se desarrolle séptimo, octavo y noveno, quizás haya necesidad de implementar maestros comunitarios, y los docentes tenemos una matriz específica de conocimientos que pueden ayudar a quienes pueden ejecutar por decisión política todo lo que estamos diciendo.


Con la alcaldesa de Los Cerrillos, Rosa Imoda

TRIANGULANDO

La triangulación entre el Municipio, la Intendencia y las empresas de ómnibus ha sido la manera implementada para dar solución parcial a algunos de los problemas referidos al acceso a los centros de enseñanza, promoviendo la creación de nuevas frecuencias y la coordinación de las combinaciones de las llamadas empresas familiares. Así lo explicó Rosa Imoda.


—El Municipio ha intervenido en relación al acceso a las escuelas rurales. ¿Me puede detallar en qué?  
—Son escuelas que se hicieron para la zona y siempre hubo problemas de acceso. Nosotros hemos planteado el tema.  
—¿Dónde lo plantearon?  
—En la Intendencia, por las empresas que subsidia la Intendencia, y el año pasado se arregló con la empresa Ceballos por ejemplo para la escuela 7 y para que vinieran los chicos de Paso del Bote al liceo un viaje más en la tarde, se agregó a los dos que tenía a Paso del Bote un tercer viaje.   
—¿Que entra hasta la escuela?  
—Sí, hasta la 7, de la ruta a Paso del Bote, no a la 37 del paraje Quinta de Illa. La 37 es la escuela que más dificultades tiene para el acceso, pero van vecinos y trasladan a los chiquilines con sus propias locomociones, porque es la que no tiene ningún ómnibus. —El ómnibus los deja a siete kilómetros.  
—Sí, más o menos están las dos a la misma distancia, están muy cerca. Lo que pasa es que nosotros tenemos muchas escuelas rurales.  
—Pero en la 7 se resolvió porque entra el ómnibus.  
—Sí, la 7 no tenía mayores problemas de locomoción, la que más tiene problemas de locomoción, que nunca se le pudo solucionar, es la escuela 37, que sólo van los chicos de la zona. Los que más tienen problemas son los de la Quinta de Giménez, por ejemplo los empleados, que los tienen muchas veces que trasladar en moto, en algún vehículo particular, pero, bueno, casi todo el mundo se traslada en moto acá. Además la gente ya está acostumbrada a usar su vehículo propio.   
—Si hay tormenta eléctrica se complica.  
—Por supuesto, pero si hay tormenta eléctrica solamente que vayan en un auto y no se bajen, porque después en moto hay problemas, y si van en caballo también, es muy riesgoso. El tema es que las empresas y la Intendencia tampoco… El problema es un tema de dinero, ¿no?, de subsidio a las empresas.  
—¿La Intendencia qué ha dicho?   
—La Intendencia dice que no puede subsidiar todo. Y las empresas dicen que tienen líneas sociales, como les llaman ellos, y a ellos se les dificulta. Nosotros lo que conseguimos fue un viaje más en el horario de la tarde, en la empresa Ceballos, para los chicos del liceo, porque tenían problemas para venir al liceo de acá, porque el único liceo que hay para venir desde Paso del Bote es acá en Cerrillos. Entonces hubo una reunión de padres, nos recibieron la Dirección de Tránsito y la empresa Ceballos en la Intendencia y se coordinó un viaje más con la empresa, que los trae a la hora de ingreso y a la hora de egreso hay otro viaje, y de mañana también hay otro para los grupos que están en la mañana. O sea, el ómnibus va de mañana, a mediodía lleva a los que fueron de mañana y trae a los que van a la tarde y después los vuelve a buscar.  
—Así que son tres viajes.  
—Sí.  
—Y todo con Ceballos.  
—Sí.  
—Que eso lo paga la Intendencia.  
—Lo subsidia, no lo paga, lo subsidia.  
—¿Eso es en lo único que ha intervenido la alcaldía?  
—En Paso del Bote sí. Después hubieron otras líneas que también se tuvo que pedir viaje especial cuando nosotros empezamos porque no coordinaban los horarios, pero eso se arregló también con Ceballos. Y después se arregló también para el lado de Rincón del Colorado y Las Brujas las combinaciones con Compañía del Este, porque Compañía del Este no tiene directo de Las Brujas o Rincón del Colorado para Cerrillos. Entonces a través de reuniones con la empresa y los vecinos organizaron que las líneas que van de Las Piedras o de La Paz hacia Las Brujas y hacia Rincón del Colorado combinaran con las que vienen a Cerrillos para que los chiquilines pudieran venir al liceo acá y no a Las Piedras.