Con Milton Franco, especialista en temas medioambientales
EFECTOS COLATERALES
Es autodidacta e integró grupos de estudio medioambientales en el Frente Amplio y Asamblea Popular.
—Ya recorriste las afueras del predio, ¿cuál es tu valoración?
—El sólo hecho del hacinamiento de esos animales -lo mismo trasladado a la vida humana- tiene el primer impacto negativo de una gran carga de estrés, que baja las defensas en el ser humano y en la biodiversidad, y esa carga de estrés lleva a una carga más importante de elementos fitosanitarios que se van a encontrar en el momento de orinar o defecar el animal. Entonces antes de otorgarle los permisos habría que establecer que hay determinadas normativas que cumplir a los efectos de que esa carga de nutrientes no vaya a parar a ningún cuerpo de agua, y a su vez frenar los olores circundantes y la generación de insectos. Esto es un impacto altamente negativo y contaminante para las fosas nasales de los seres humanos y hay muchos elementos en el aire que pueden generar cualquier tipo de enfermedad, producto de la putrefacción que se genera por la mortandad de animales. Se establece por lo general que el 3 o el 4 por ciento de los animales que se encuentran en un feedlot mueren en ese mismo feedlot. Cuando no se toman las precauciones necesarias de eliminarlos rápidamente y se entra en que el proceso de biodegradación se generan elementos contaminantes para el ambiente pero también altamente nocivos para el resto de los animales que están viviendo ahí. En un proceso de biodegradación se dan tres elementos: un elemento gaseoso, que lo podemos percibir con los olores, un elemento sólido que por lo general es la materia orgánica, y un elemento líquido que se llama lixiviado, que es donde se concentran todas las bacterias producto de esa degradación y que puedan existir en el organismo de esa vida animal. Por lo tanto, al no recogerse esos lixiviados se transforman en elementos altamente contaminantes para el medio. Las lluvias arrastran todos los desechos animales, que por lo general tienen mucha carga de nutrientes y van a parar a los cuerpos de agua.
—¿Puede haber algún argumento legal que permita que se autorice esta práctica lindera a un centro poblado?
—Yo creo que instrumento legal no hay ninguno, pero también sabemos cómo funciona y cuánto pesa el capital, porque es el instrumento o la forma para decir a través de la prensa que esto genera fuentes de trabajo. Entonces existen normativas, pero como se aplica la ley del más fuerte, y el más fuerte es el que está mejor económicamente, el que está peor que se las aguante.
—¿Qué efectos negativos puede tener para la población cercana?
—Pueden ser múltiples, porque estos ambientes son caldo de cultivo para que se genere todo tipo de bacterias y gérmenes en el proceso de biodegradación. En ese proceso las heces de los animales, en alta concentración, generan mucho calor, y el calor es un caldo de cultivo para el desarrollo y la proliferación de gérmenes. Lo que pasa es que esto no se ve en lo inmediato, son cosas que suceden a largo plazo, entonces nadie puede predecir, pasará o no pasará, la gente tendrá la capacidad de generar anticuerpos para defenderse de esa agresividad del ambiente o no, lo que está intrínsecamente relacionado con la alimentación humana, donde si está bien alimentado va a generar más anticuerpos. Entonces es todo relativo.
—La DINAMA dice que le va a dar plazo a este campo hasta diciembre para que cumpla con todas las exigencias requeridas, y ello incluiría el control de olores. ¿Cómo se puede lograr tapar el olor de cinco mil vacas?
—No se puede. Lo primero de todo es que tiene que estar a una distancia prudencial de los centros urbanos. No puede estar a la distancia que está, que son 800 metros, prácticamente dentro del casco urbano. Entonces lo primero es que ya a rajatabla la DINAMA tendría que decir que lo tiene que cerrar porque no cumple con las disposiciones mínimas de estar a cinco kilómetros, entonces si no cumple con eso, que es lo primario que tiene que cumplir, directamente tendría que decirle: no, bajo ningún concepto, porque se pueden aminorar los olores en las distancias a recorrer. Si vos cumplís con un proceso de biodegradación anaeróbica, como son las cisternas, los olores que van a transmitirse son mucho menores porque solamente son los olores del momento diario, porque diariamente hay que hacer recolección de las heces y de los orines y tiene que haber canaletas de escurrida a los efectos de hacerlo. Ahí hay una disposición que salvaguarda los intereses de la industria, del desarrollo sustentable de esa empresa y del conjunto de los ciudadanos.
—Si se cumple el plazo y la DINAMA autoriza esta hotelería ganadera, ¿dónde puede recurrir el ciudadano común para apelar?
—Yo pienso en el Poder Judicial, porque en última instancia quien tiene la obligación de hacer cumplir las leyes es el Poder Judicial. Y si hay una norma que establece que a cinco kilómetros de cualquier centro poblado no puede existir este tipo de emprendimientos alguien tiene que hacerla cumplir, que está por encima de la DINAMA, de la DINARA o de cualquier otro organismo.
—¿Estás diciendo recurrir a una denuncia penal?
—Sí, sí, sí. Denunciar penalmente contra el estado.
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