lunes, 8 de septiembre de 2014

Con el sacerdote Lucio Escolar
LA EXPERIENCIA RELIGIOSA


En esta edición procuramos la palabra de los mayores referentes públicos de la comunidad cerrillense, y el padre Lucio es uno de ellos. Nacido en España, aquerenciado en Uruguay, fue incluso represaliado en la dictadura y preso en la Cárcel Central. El cura Lucio también le dice no a la baja y así lo fundamenta.

—¿La Iglesia Católica tiene alguna posición respecto de la baja de la edad de imputabilidad? 
—La Iglesia en general no ha sacado ninguna declaración, sin embargo el señor arzobispo y otros obispos más han dicho que no van a votar el sí a la baja, porque la razón es que la culpa la tenemos los mayores y con eso no se arregla nada, se hace más doloroso todavía la superación de los crímenes o robos que cometen los infractores menores. Yo pienso que el tema pasa porque tanto el gobierno como los padres son los responsables de la educación de los hijos. Ahí está el problema. Por eso bajando la edad de imputabilidad no va a haber menos delitos, va a haber los mismos o más todavía, y va a ser más doloroso para todo el pueblo.
—O sea que para usted es un problema de contención. 
—Es un problema de educación, de revertir los papeles y posibilitarles a los chicos que estudien, que tengan una relación buena con la familia y les hagan ver que la vida no es robar ni asaltar ni darse los gustos como sea, sino que la vida es responsabilidad, estudiar, trabajar, respeto mutuo, todo eso, que es un poco lo que se ha perdido, pero no se logra bajando la edad de imputabilidad porque se destruye más la persona.
—¿Se vinculan de alguna forma los principios cristianos con este tema? 
—Por supuesto, se vinculan mucho. A la persona hay que educarla y respetarla, no hay que reprenderla y aislarla. Esa es la libertad que Jesús nos da, que con el cariño, con el amor, con el respeto a la persona, es como se hacen los hombres nuevos. Hay una misión dentro de cada uno, un potencial, y hay que educarlos, porque si no se educa sale el hombre que sólo busca por sí mismo su propio beneficio, y eso lleva a una realidad de no valorar, de no tener respeto, y Jesús nos invita a querer, a educar, a sacar lo bueno que hay en cada hombre y mujer, y lo bueno que hay en cada hombre y mujer es lo que Dios ha puesto, la solidaridad, el amor, el cariño. Y a estos jóvenes muchas veces les falta eso, el amor, el cariño, sentirse educados, respetados. Porque muchas veces no se los respeta, y si no se los respeta ellos tampoco respetan después a otros. Un niño o una persona joven que tiene cariño, que tiene amor, que tiene una familia que lo contenga, aunque sea una abuela, ese muchacho que tiene amor es mucho más fácil que camine por caminos buenos, por caminos de solidaridad, que la persona que no ha tenido cariño ni amor y ha sido dejado de lado. Ese tampoco conoce lo que es el amor, el cariño, el respeto.
—Amor, cariño, respeto, ¿y medios económicos? 
—Pero no todos los que no tienen medios económicos son malos.
—Ni todos los que los tienen son buenos. 
—Ni todos los que los tienen son buenos. Por eso para mí es educación, es sentirse apoyado y querido desde niño. Una persona que es querido por alguien siempre respeta a los demás. Una persona que ha sido abandonada, que no le han querido de niño, es como que no le encuentra sentido a la vida y agarra para cualquier lado. ¿Pero quién lleva a un muchacho a delinquir?, una persona mayor. ¿Quién le enseña a delinquir?, no lo saben ellos por sí mismos, sino que alguien que se apodera de él, que se apodera de su conciencia, le hace caer en esas situaciones.
—¿Usted en la misa desliza alguna opinión sobre este tema? 
—Yo en la misa no deslizo ninguna opinión. Algunas veces rezamos para que no haya delincuencia, para llegar al respeto de los derechos humanos, para que tengan educación los jóvenes y los niños, para que no les falte el cariño, el amor. Eso indirectamente sí. 
—¿En algún momento los feligreses se le arriman para preguntarle qué pueden hacer frente a esta cuestión? 
—Algunas personas han venido a hablarme.
—¿Y usted qué les dice? 
—Yo les digo mis razones, que bajando la edad de imputabilidad no va a haber menos crímenes, que no son todos los jóvenes los que lo hacen, y también que el problema es de los mayores, de los que les enseñan a hacer esas cosas.

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