sábado, 13 de diciembre de 2014

Con Edison Da Rosa, comisario de la Seccional 3ª
MALEVAJE FUERA Y DENTRO

El oficial principal Edison Da Rosa nació en Las Piedras hace 32 años. El 1 de mayo de 2003 egresó de la Escuela de Policía como agente de segunda y en 2005 ingresó a la Escuela Nacional de Estudios Superiores de la Policía, un nivel terciario donde reciben enseñanza en Derecho y otras materias, recibiéndose con el título de licenciado en Seguridad Pública. En 2007 se desempeñó durante un año como oficial subayudante en la Seccional 5ª de La Paz, luego fue encargado de base durante otro año en Radio Patrulla, en 2010 se integró en Canelones al Grupo Especial de Operaciones (GEO), en 2011 fungió como segundo al mando durante tres años en Progreso y desde el 26 de marzo de 2014 es el comisario de la Seccional 3ª de Los Cerrillos. La burocracia policial nos impidió que pudiéramos grabar esta entrevista.

Para quienes nacimos en el interior del país y el golpe de estado nos sorprendió niños la represión durante la adolescencia no estuvo a cargo de militares sino de policías. Eran policías quienes nos vigilaban, nos detenían y torturaban semanalmente durante cuarenta y ocho horas. En tanto, en lo que a experiencia personal respecta, los uniformados del Batallón Nº 4 de Colonia (uno de los más sanguinarios del interior) se ocupaban de quienes ellos presumían que podían tener relación con algún partido o movimiento de izquierda. Pero nuestro brazo represor eran los funcionarios policiales. Por eso no podemos impedir que nos sorprenda encontrar un oficial con la altura moral y ética que demuestra tener Da Rosa, lo cual tampoco quiere decir que todos los que están bajo su mando sean iguales a él. Porque aunque hayan pasado casi tres décadas desde la reinstauración institucional (lo cual tampoco significa desde el apartamiento del poder militar en las instituciones) aún hoy existen funcionarios policiales en actividad que siguen desempeñándose como si la dictadura nunca hubiese acabado, con la misma prepotencia y superioridad que aquellos policías que nos torturaban semanalmente en la Seccional 1ª o en el primer piso de la Jefatura de Policía de Colonia. Y funcionarios policiales de esta calaña todavía quedan trabajando en Los Cerrillos y el oficial Da Rosa lo sabe y posiblemente los tenga más identificados que ellos a nosotros en aquellos años. Esta sospecha que pudimos olfatear en el interior de la 3ª, y la aplicación del Sistema Gestión de Calidad que se propone instrumentar muy probablemente -y ojalá- tengan como uno de los objetivos del comisario Da Rosa la depuración de la fuerza policial local. Y ojalá pueda lograrlo. Así también lo demostró en el momento que intervino en la quema de cubiertas que realizamos frente al ingreso al campo de Bentancor, donde muy lejos de reprimir se contactó con la DINAMA para informarse sobre los reales fundamentos de esa quema, y no nos dio la razón porque en estos casos un policía no puede darla, pero al día siguiente él mismo nos ofreció los contactos para que pudiéramos comunicarnos con los altos mandos de Medio Ambiente. Por eso esta primera página es en reconocimiento a su labor, en el deseo de que pueda cumplir con su objetivo: relacionarse con la comunidad cerrillense para protegerla y no para sacar partido de esa relación. Porque de los malos policías nacen la coima, el narcotráfico y los abusos de todo tipo que sólo pueden cometer quienes ostentan la portación legal de un arma de fuego.
         ASUNTOS INTERNOS
La Comisaría 3ª de Policía, que también abarca durante las veinticuatro horas la subcomisaría de Aguas Corrientes y los destacamentos de El Tropezón y Rincón del Colorado, tiene un total de treinta y cuatro efectivos. Con esa cantidad insuficiente debe ocuparse de la seguridad de 8900 habitantes distribuídos en 184 kilómetros cuadrados de extensión territorial. Además de la depuración interna que mencionábamos antes, son potestad de la comisaría el patrullaje, la gestión de denuncias, la intervención en accidentes de tránsito, tramitaciones, bienes en custodia (por disposición judicial), permanencia durante cuarenta y ocho horas de personas privadas de libertad y policía comunitaria, a lo cual ahora se suma el manejo de un desfibrilador “muy fácil de utilizar, porque ahí le va diciendo todo lo que tiene que hacer”, según palabras de la ministra de Salud Pública, que quizás todavía no ha entendido que para casos no sencillos se debe tener un médico al lado a quien recurrir, y no se lo tiene. Para todo lo mencionado la Seccional 3ª apenas cuenta con dos patrulleros (uno de los cuales permanece en Aguas Corrientes) y una camioneta. El trabajo se distribuye en seis policías operativos por turno de ocho horas, que patrullan las calles y reciben las denuncias en Los Cerrillos, más personal de oficina, destacamentos y subcomisaría. Por su parte, el total de policías comunitarios asciende a tres, y se ocupan, entre otras cosas, de diversas problemáticas en centros de enseñanza, asistencia social, trabajos en red con la Intendencia de Canelones y el Mides, y en atender casos de violencia doméstica, donde también se realizan tareas de contención bajo orden judicial. Respecto de estos últimos casos la gente se está animando cada vez más a solicitar el auxilio de la policía comunitaria, siendo la violencia doméstica un mal de todas las clases sociales, pero donde los más pobres son quienes más denuncias presentan, mientras los ricos ocultan sus reyertas puertas adentro, como ocurre en todo el país. Estos escasos funcionarios deben también realizar tareas de identificación de personas en horario nocturno y controles vehiculares, por lo que no resulta difícil imaginar la dificultad de hacerlo con tan escaso número de policías designados.
         DELITOS
Pese a todo ello, el número de hurtos ha bajado en el último año y durante el mismo período de tiempo se constató una sola rapiña (hurto con violencia) que fue aclarada. En cuanto a distribución y venta de droga ilegal se registraron dos casos en el año 2014, cuyos procedimientos estuvieron a cargo del Departamento 3 de la Dirección de Investigaciones de Canelones, donde dos personas fueron procesadas por vender marihuana (que todavía no está en las farmacias) en la plaza céntrica de Los Cerrillos, pero sabemos que también Narcóticos viene operando en otros casos locales. La policía no tiene conocimiento de que aún haya llegado la pasta base a Los Cerrillos ni de que se esté vendiendo cocaína. Es decir, la policía desconoce que efectivamente hoy hay bocas de venta de cocaína en las zonas suburbana y rural, por lo que es de esperar que se disponga una investigación al respecto. Y, como decíamos medio año atrás, no parecería alocado pensar que también pudiera llegar a haber efectivos policiales involucrados en esa venta, ya que de lo contrario sería muy difícil poder llevarla a cabo. De todos modos, la atención se desvía cuando la policía manifiesta tener la seguridad de que los pocos delincuentes locales que existen son en realidad trabajadores a porcentaje de otros delincuentes mayores que viven en otras ciudades del departamento, así como también que el grueso de la marihuana que se consume es traída desde Las Piedras. Para poder obtener más datos Da Rosa nos explicó que debíamos comunicarnos con el teléfono 21524710 de la oficina de prensa de la Jefatura de Policía de Canelones, ya que sobre los funcionarios policiales pesa la prohibición de realizar declaraciones a la prensa, al igual que ocurre con otros tantos trabajadores del estado, como los maestros o los funcionarios de ASSE por ejemplo, que tienen prohibida su palabra. Uno de nuestros principios es mantener la independencia contra toda esa burocracia, y por lo tanto no llamamos a ninguna oficina de prensa y lo hicimos por nuestra cuenta y cargo.

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