viernes, 14 de noviembre de 2014

Un interrogante llamado Luis Lacalle Pou
ÉRAMOS TAN POSITIVOS
Nuestro objetivo inicial fue realizar una entrevista a algún referente nacionalista de Los Cerrillos que conociera personalmente a Luis Lacalle hijo para corresponder en igualdad de condiciones al reportaje con Nelson Larzábal. Era nuestra meta acercarnos a la personalidad de este nuevo caudillo blanco, de inesperada irrupción en la escena electoral desde la interna de su partido. Nos proponíamos en un principio acceder a un interlocutor válido que pudiera ofrecernos detalles concretos de su programa y plan de gobierno. Quizás era demasiado ambicioso nuestro propósito en este paréntesis de su derrota entre dos elecciones y no logramos nada de eso. Las perdidas también hay que contarlas, por eso no simulamos que no íbamos a hacer lo que en realidad intentamos. Así que para remediar la situación intentaremos al menos enumerar algunos de sus planes de gobierno, plasmados en un programa presentado recién el 15 de setiembre, que tuvo un compañero de fórmula que no quería presentarse pero al fin tuvo que estar.

No sé quién puede saber cabalmente quién es Luis Alberto Lacalle Pou, heredero de un linaje tan aristocrático como controversial. Cursó la educación primaria, secundaria y terciaria en colegios privados (British School y Universidad Católica) y se recibió de abogado en 1998. Tiene 41 años, está casado y tiene tres hijos, entre ellos un Luis Alberto para que el nombre perdure. El bisnieto de Luis Alberto de Herrera comenzó su carrera política como diputado por Canelones en el año 2000 por el sector de su madre, Acción Comunitaria, en 2005 por el Herrerismo y en 2010 por su agrupación Aire Fresco. ¿Pero quién es este tipo que en las elecciones internas de junio arrasó (54,3 por ciento) frente a su rival Jorge Larrañaga, derrotado una vez más? En los últimos comicios se aseguró su banca en el Senado, donde estará asumiendo en marzo del próximo año, ya que a pesar del apoyo recibido de parte de Bordaberry la misma noche de la elección (fundamentalmente rechazado en sectores del Batllismo) en un acto que pareció preparado de antemano, todo indica que le faltará mucho para superar el 50 por ciento en el balotaje, como ya fue reconocido por su correligionario Walter Zimmer, intendente de Colonia, entre otros, quien pronosticó el incuestionable triunfo de Vázquez. Zimmer, dirigente del grupo de Larrañaga, también nos expresó en una entrevista que le realizamos a mediados de año que ve en Lacalle un buen futuro, lo que es decir no un buen presente. El hijo del otro Luis Lacalle apostó por la positiva y “por un país en el que sea lindo vivir”, según lo expresa en su programa de gobierno. Con ese lema embistió a las nacionales sin agresiones ni demasiadas críticas al gobierno, respondiendo así a su planteo de una nueva forma de hacer política, lo que a la postre posiblemente le restó votos. Así la encaró como niño bueno y desenfadado (antes y después de la “bandera”) quizás buscando el voto de todos aquellos jóvenes -y no tan jóvenes- cansados de las permanentes agresiones entre los candidatos partidarios, pero no le dio el resultado que esperaba: quienes crecieron en dictadura y los hijos de quienes crecieron en dictadura siguen votando mayoritariamente al Frente Amplio, por tradición o a conciencia. ¿Pero quién es este candidato que su propia mujer dice que vota las leyes y después se olvida de lo que votó? Al menos así lo aseguró cuando le preguntaron en televisión por las ocho horas reconocidas al peón rural, sobre lo que Lacalle primero afirmó que no lo había votado porque la jornada rural requería de más horas y luego en otro programa de televisión dijo que sí lo había votado. En definitiva, lo más peligroso de un político no es que sea bueno o malo sino no saber cómo es. Y Lacalle Pou es un ejemplo de ello, porque aún proveniendo de la derecha más rancia al menos busca aparentar una mayor apertura, aunque de una u otra forma la marca en el orillo logra en cierta medida desenmascarar al personaje. En su programa de gobiermo comienza llamando la atención su plan de Asentamiento Cero, con el que dijo buscar “mejorarles la vida a más de 170 mil uruguayos que a pesar de la bonanza económica viven en condiciones a veces indignas o informales”, y sobre ello destacó que evalúa la posibilidad de modificar la ley de alquileres “y hacer una reforma a la norma, una ley de alquileres que implique un contrato de buena fe entre las partes porque hay asentamientos que se pueden regular y que tengan servicios” considerados esenciales; aunque no entendemos qué rol juega el sistema de alquileres en un cantegril donde la mayoría de las casas son levantadas como se puede por sus propios habitantes, que hoy ascienden a 165.000, en tierras tomadas. Otra de sus propuestas es la descentralización territorial de ASSE, incluyendo además la construcción de un hospital en el Cerro (cuyo costo ascendería a unos 20 millones de dólares), la reglamentación de la elección de los representantes sociales en la Administración de Servicios de Salud del Estado, la instalación de un IMAE cardiológico en el norte del río Negro y la situación del Hospital de Clínicas, cuestionando que éste dependa de la Universidad de la República. También se incluyó en el programa de gobierno la inmediata creación de una Guardia Republicana, que Larrañaga pretendía estuviera integrada por 2000 militares pero que al final Lacalle resolvió que sólo se componga de policías “para actuar en barrios conflictivos”, lo cual no modifica nada de lo ya existente, pero sí aparentemente presume que los barrios conflictivos son exclusivamente los barrios más empobrecidos. Al respecto acusa el programa de Lacalle que “los gobiernos del Frente Amplio adoptaron una visión ingenua e ideologizada sobre los orígenes del delito y sobre las formas de combatirlo”, por lo que parece que el senador electo tiene la receta para ello. En materia educativa apuesta a la derogación parcial de la Ley de Educación para darle más poder de decisión al CODICEN, puntualizando que “en el caso de los órganos de conducción de la enseñanza seguirán los sindicatos pero sin derecho a voto”. Y dijo también que se planea aplicar mano firme con aquellos maestros y profesores que falten a clase en uso de medidas de fuerza sindical: “Se mandata por ley el descuento de las horas de clase no dictadas como consecuencia de medidas gremiales, excepto para el caso de que se establezcan planes formales y debidamente auditados de recuperación de horas perdidas”. Mientras que en el área económica se propone la diversificación productiva, el control del déficit fiscal, la desdolarización de la economía, el reforzamiento de la autonomía del Banco Central, la reducción del gasto público superfluo y la supervisión de las empresas satélites creadas en los últimos años en el ámbito del derecho privado. Lo dicho al comienzo y posiblemente pendiente de comprobación a no muy largo plazo: no sabemos quién es Luis Lacalle Pou, pero varias de las propuestas aquí expresadas nos van dando una pauta de su posible identidad. Y como ocurre con todos los partidos: todo radica en un tema de clases.

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