Desde aquí se ve
UNA CARRERA DE POSTAS
Sin mucho esfuerzo ni sorpresa alguna el Frente Amplio se aseguró en la primera vuelta su triunfo en la segunda. Ni raspando el fondo del tarro se lo alcanza. Pero igual habrá segunda vuelta, con todos los gastos millonarios para el estado que ello implica. Este sistema de balotaje, fundamentalmente impulsado por colorados y blancos en la reforma constitucional de 1996, posibilitó la llegada al gobierno de Jorge Batlle en 1999, que en primera vuelta se había ubicado ocho puntos por debajo de Tabaré Vázquez, pero por el mismo sistema diez años después José Mujica se alzaba victorioso ante Luis Lacalle que había obtenido veinte puntos menos en la primera. El objetivo de los llamados partidos tradicionales era evidente: así como en 1971, con un Frente Amplio muy diferente, se buscaba asustar a la población con la llegada de los tanques rusos, mediante el balotaje se trataba de impedir el arribo del Frente Amplio al gobierno. Pero aunque tanto Rusia como el Frente Amplio hoy en los hechos han padecido un notorio revés ideológico el método de la segunda vuelta sigue intacto, lo cual aparece inaceptable si consideramos el amplio margen que separa a un candidato de otro. Por tanto, el sistema de balotaje debería ser derogado, o como ocurre en otros países con un poco más de madurez cívica, acotado a casos de muy estrechos márgenes entre ambos candidatos. Todo ello porque a la vista está que ni acumulando los votos de colorados y blancos se le podrá en noviembre dar pelea al Frente Amplio y porque también a la vista está que no existe ninguna posibilidad de que le abramos la puerta a un comunismo que ya no existe ni que el propio Frente Amplio quiere o plantea como posibilidad. Así este continuismo, que en el siglo pasado era potestad absoluta del Partido Colorado, hoy está protagonizado por las fuerzas frenteamplistas. En cuanto a lo que nos espera desde que Tabaré Vázquez asuma la presidencia en marzo de 2015 tampoco se perciben novedades respecto de las dos administraciones anteriores, ya que el propio futuro presidente ha anunciado que no dará “un giro a la izquierda”, como también queda demostrado en el programa de la fuerza que ha aceptado volver a capitanear después de muchas condiciones previas, corporizándose así una evidente carrera de postas donde Vázquez se la pasa a Mujica y Mujica se la vuelve a devolver a Vázquez. La lucha entonces no se dará ahora entre los llamados partidos tradicionales y las autoproclamadas fuerzas progresistas sino dentro mismo de ellas. Así puede deducirse de la diversidad ideológica que ostentan las distintas corrientes integrantes del Frente Amplio, donde por un lado el MPP, brazo político del MLN y fuerza mayoritaria en la coalición, dice proponer un camino al socialismo mientras que otros grupos componentes de la misma muy difícilmente llegarían a aceptar tal régimen de gobierno, aunque de todas formas ese camino al socialismo no se encuentra expresado ni por lejos en el programa de este Frente Amplio, a 43 años de su muy lejana fundación. Así, lo único nuevo que surge de la votación de octubre es que el Partido Independiente, de identidad difusa, llega al Senado, y los disidentes de Asamblea Popular obtienen un lugar en Diputados. Todo lo demás sigue prácticamente igual a nivel parlamentario, con mayoría propia del Frente Amplio, que debería ser aprovechada por ejemplo para anular la Ley de Caducidad, pero que lamentablemente eso no se encuentra en sus planes, no sabemos por qué razón. En definitiva, finaliza noviembre con otra carrera a las urnas, algunos colorados que se unen al Partido Nacional para intentar una victoria imposible y nosotros que continuamos escuchando las falibles encuestas, sordas, mudas o ciegas.
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