Con Nelson Larzábal, diputado electo por el MPP-FA
FUN(DA)CIONAL
Nació en Florida en 1955, hijo de asalariados rurales, y tiene once hermanos. Comenzó el liceo en Los Cerrillos el año en que fue fundado y volvió a Florida para culminar los dos últimos años. En 1974 se trasladó a Montevideo para estudiar agronomía. Luego se desempeñó como docente en una congregación religiosa de Progreso, fue asesor técnico durante veintitrés años en el Hogar La Huella, posteriormente ingresó como jefe de operaciones del centro regional sur de la facultad de Agronomía y desde 2005 es director de Desarrollo Rural en la Intendencia de Canelones, propuesto por el Movimiento de Participación Popular. En las recientes elecciones nacionales resultó electo diputado por esa fuerza política, la que -asegura- propone iniciar dentro del Frente Amplio un camino hacia la liberación nacional y el socialismo. Esta consigna fundacional del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros lo coloca en el brete de al fin propender llevar a cabo esos principios básicos o terminar siendo funcional al sistema. Por eso el título.
—¿Recibieron con sorpresa haber alcanzado la votación que alcanzó el Frente Amplio y con mayoría parlamentaria?
—Con sorpresa no. Sorpresa y amargura fue al principio cuando empezaron a presentar el resultado de la boca de urna, que nos daba un 44 por ciento. Sin embargo llegamos a tener mayoría parlamentaria, con muy buena votación, y desmitificamos todos esos mitos de que los jóvenes no iban a votar más al Frente y que iban a votar a Lacalle porque era más joven. Estos cinco años van a ser clave, donde tenemos que hacer un trabajo fuerte no ya de mejora de la economía sino de que la gente realmente tome conciencia de que tenemos que ir hacia un país más solidario, de trabajo más igualitario, de más oportunidades para todos por igual, y de que vamos hacia un país socialista, o por lo menos a incorporar esos principios básicos del socialismo.
—Pero Tabaré Vázquez ya dijo que no iba a haber ningún giro a la izquierda.
—Yo creo que no se trata de giros a la izquierda, porque incluso con las leyes que ya tenemos podemos hacer muchas más cosas porque la gente se apropie de esos cambios, esas mejoras, y de eso que se precisa, que la gente realmente participe de las decisiones, que las haga suyas, que las defienda, que las promueva, que pelee por ellas y que se haga consciente de los derechos que tiene. En la medida en que desde todos los ámbitos del gobierno se trabaje para eso, con las organizaciones sociales y las organizaciones locales, el Frente va a seguir avanzando hacia el socialismo. Pero es fundamental que desde todos los ámbitos del gobierno se promueva la participación de la gente. Y así sea una cosa tan simple como determinar si se requiere un médico más en una policlínica, en la medida que la gente participa va a defender su derecho a que ese médico esté y cumpla su horario. Porque el pueblo nos paga para eso, y nos paga para que pongamos caños en la calle pero también donde los vecinos dicen, más allá del plan que yo pueda hacer detrás de un escritorio. Y creo que eso es la izquierda, trabajar por los derechos de la gente y que la gente defienda esos derechos.
—Ese empoderamiento de la gente suena bien en los titulares, pero cuando se encuentran desde el gobierno interlocutores válidos para que reciban las preocupaciones de la gente. Por ejemplo en el caso de la policlínica ha sucedido que hay planteos y empoderamiento de los pobladores de Los Cerrillos pero después del otro lado no encontramos quien nos pueda responder por esos problemas graves que tenemos.
—Sí, por eso te decía que tiene que ser un compromiso de todos los que formamos parte del gobierno promover esas cosas, la participación y la defensa de los derechos de las personas.
—Pero eso hoy a veces no ocurre.
—Claro, porque los primeros que tienen que tomar conciencia son los propios dirigentes, que es algo que muchas veces no se ha trabajado en las internas de los sectores de los partidos.
—A cuarenta y tres años de su fundación, ¿con qué Frente Amplio nos encontramos hoy?
—No sé si tengo elementos como para hacer un análisis tan profundo. Yo creo que con un Frente Amplio que en algún momento de la historia hizo un click y cambió aquello de… Empezó juntando a toda la izquierda uruguaya, conformada principalmente por gente que tenía una formación ideológica muy profunda, y después fue creciendo. El gran crecimiento del Frente vino más por el lado de la propuesta del desarrollo económico que planteaba, frente a que los gobiernos de derecha se habían ido muy hacia lo neoliberal y habían hecho desastres a nivel de la propia economía del país. Entonces el Frente Amplio tuvo un gran crecimiento en masa de mucha gente que lo siente como una oportunidad sólo en la parte de desarrollo económico y no en la parte del desarrollo ideológico y del ser humano como persona. El Frente hoy es una fuerza policlasista, pero en ese policlasismo queremos meter todo, y yo creo que aunque esté compuesto por gente que proviene de todas las clases sociales tiene que apuntar al desarrollo de la clase trabajadora, representando a la clase social de menor desarrollo económico, que es la gente que tiene algún tipo de derechos que todavía no ha logrado satisfacer, el derecho a la vivienda digna y a un trabajo estable y bien remunerado. Y tenemos que lograr eso siendo sólo el 50 por ciento del país.
—Ese 50 por ciento que vota al Frente Amplio no necesariamente es de izquierda.
—No.
—¿O sea que si el Frente Amplio mantuviera los principios de 1971 no habría ganado ninguna elección?
—Capaz que sí, porque aquella fuerza del ’71 que tuvo la gran interrupción en su crecimiento del ’73 al ’85, donde no sólo se mató y desapareció gente, también cortó con todo aquel movimiento que venía creciendo de abajo y que se venía dando con participación y toma de conciencia. En esos doce años los gurises que habían entrado en la adolescencia y que pasaron a tener veinte y pico ya tenían otra forma de trabajar, mucho más individualista, menos activa, y más los que se fueron desarrollando después. Entonces el Frente ha tenido crecimiento de votantes pero tengo dudas de que haya tenido crecimiento ideológico. Por eso la realidad que yo veo es que de ese millón y pico que vota al Frente hay una cantidad importante que lo vota porque hay una garantía en la parte de desarrollo económico pero no en la toma de conciencia.
—¿Para no traicionar aquellos principios ideológicos y fundacionales del Frente Amplio es que desde el pacto del Club Naval para acá se habla más de progresismo que de izquierdismo?
—Como decía, la dictadura marcó un punto de inflexión ahí, pero no sé si fue por el pacto del Club Naval, yo creo que más que nada fue por los doce años de dictadura más los veinte de gobiernos neoliberales que marcaron el individualismo. Esa concepción se fue metiendo, no sólo en los doce años de dictadura sino después, cuando salimos de la dictadura, era lo que se promovió y por donde se creyó que tenía que avanzar el desarrollo del país, que era crecer para que cuando se derrame les llegue a todos. Y, bueno, sabemos que la torta se la comen los que están sentados alrededor de la mesa y las miguitas que les caen en la falda las sacuden y les caen para el pueblo, pero ese no es el crecimiento que quiere el Frente Amplio.
—¿Querés decir que esos doce años de dictadura y los veinte de gobiernos blancos y colorados que le siguieron derechizaron al votante frenteamplista?
—Pah, yo en esa parte ya…
—Quiero decir, ¿es menos de izquierda que en el ’71?
—No sé analizar eso, porque la evolución del ser humano y de la conciencia del ser humano no estoy técnicamente preparado para analizarla. Daría la impresión de que sí.
—¿Pero qué votante del Frente hoy te aceptaría una reforma agraria, estatización de la banca, del comercio exterior…?
—Está bien, pero yo también creo que lo que se ha cambiado es el discurso y que el propio Frente Amplio ha aprendido a usar otro discurso, porque esas cosas fueron lo que usó la derecha en su momento para asustar a la gente y que no votara al Frente Amplio. Entonces no se habla más de reforma agraria, sin embargo el trabajo que se ha hecho a través de una herramienta que había creado el batllismo en los años cuarenta, como el Instituto Nacional de Colonización, es una reforma agraria.
—¿Aunque en el primer gobierno de Tabaré Vázquez al frente de Colonización estuvo el latifundista Gaggero?
—Pero se incorporaron casi 50.000 hectáreas al instituto. Por primera vez desde la creación del instituto nunca había habido una incorporación en un período de gobierno de tanta cantidad de hectáreas. Se entregaron una can- tidad importantísima de predios, se cambió un poco la concepción del trabajo, se le dotó de más recursos, y en el segundo gobierno se incorporaron otras 50.000 hectáreas, 5.000 hectáreas que eran de los Gallinal, 5.000 hectáreas de los Aznárez, como 10.000 hectáreas de Silva y Rosas, por las tierras que peleaba Sendic allá en Artigas…
—Y también en Artigas se les quitó la tierra a muchos cañeros que habían ocupado.
—Yo no sé bien cómo es el tema ese de los cañeros, no lo tengo claro.
—La colonia Eduardo Acevedo por ejemplo.
—Sé que ahí hubo algunos problemas de algunas entregas de tierra que se hicieron, que se le entregaron a una cooperativa y al poco tiempo en vez de ser una cooperativa era una persona, sé que hubo líos por ahí, pero no tengo los pormenores realmente, no sé, no lo conozco.
—Cuando yo iba a los comités de base a la salida de la dictadura siempre se nos hablaba contra las sectas de poder y hoy el Frente Amplio tiene un candidato masón, que además cuando estuvo en la presidencia omitió de su currículum los doce años de la dictadura y que en esa época fue catalogado ciudadano clase A. ¿Quién es Tabaré Vázquez?
—Para mí es un líder que se crió en un barrio, de una familia laburante, laburando él para poder pagarse los estudios, que fue creciendo con el respeto de la gente, siendo un gran profesional, ha dedicado gran parte de su vida a la política por los derechos de los demás, y yo lo conozco por ahí. No tengo todas esas otras referencias, pero esa otra faceta, si la tiene o si la tuvo, ni siquiera me interesa. Lo que a mí me interesa es lo que uno ve de él, que es un tipo que dice lo que piensa y que hace lo que dice, y creo que por ahí representa muy bien a un sector fuerte dentro de la izquierda.
—Se abre una nueva legislatura, o sea que muchos de los planteos que se hicieron en la anterior se pueden volver a replantear en el Parlamento. ¿El Frente tiene previsto por ejemplo volver a poner sobre la mesa y con mayorías propias, más allá de Semproni, la anulación de la Ley de Caducidad?
—No tengo idea. Yo no he participado todavía como diputado electo en ningún ámbito de discusión de la legislación que se va a trabajar.
—¿Cuáles son entonces los temas puntuales que manejaría el Frente en estos cinco años?
—No sé si se precisa más legislación o hay que aplicar mejor lo que hay, y si hay fallas en la legislación existente tratar de mejorarla. Dentro del programa del Frente, hasta donde yo sé, no está planteado rever el tema de la Ley de Caducidad.
—¿Como diputado cuáles van a ser tus prioridades de trabajo?
—Trabajar con el agro y con la producción familiar. El MPP lo consideró así, me puso en el segundo lugar de la lista de Canelones, y los productores y los vecinos pidieron que estuviera ahí para que fuera la voz de los productores rurales familiares en el Parlamento, así que ese es el primer compromiso, apuntar al desarrollo rural con más fuerza. Eso implica toda la parte de caminería rural, de accesos a servicios del área rural y una mayor participación de la gente en el medio rural.
—Al comienzo decías que vamos rumbo a un socialismo. ¿Eso quiere decir que hay dos Frente Amplio, uno que se maneja con un discurso no socialista hacia afuera y otro que orgánicamente va preparando ese camino hacia el socialismo mediante diferentes estrategias que no se dan a conocer públicamente? ¿Hay uno que se muestra hacia afuera de una manera menos agresivamente de izquierda y otro más oculto que se mantiene en su esencia del ’71 para ir avanzando hacia ese socialismo?
—Me parece que no hay esas dos facetas. Yo lo que conozco es dentro del MPP, y el MPP pretende ir hacia la liberación nacional y el socialismo.
—O sea que no todo el Frente.
—No sé el resto. La definición ideológica del MPP es ir hacia la liberación nacional y el socialismo y la herramienta es la participación. Los demás no sé, pero dentro del MPP ese es el rumbo. Y, bueno, siempre el MPP va sumando cantidad de gente, muchos de ellos se incorporan a la ideología y a la forma de trabajar del MPP y otros son incorporaciones puntuales, electorales, que después se abren del MPP.
—Como pasó con Saravia.
—Pasó con Saravia, pasó con Semproni y con otros muchos pequeños grupos del MPP. Este año se le dio lugar a un lote de compañeros, líderes locales de distintas zonas de Canelones, y eso es parte también del crecimiento que tuvo el MPP, porque esas alianzas traen votos, y eso también es parte de la inteligencia con la que trabajemos con esos compañeros para ver si se incorporan a esa ideología de la liberación nacional y el socialismo o si sólo es una estrategia electoral y queda por ahí. Yo espero que una gran mayoría de la gente que en esta oportunidad nos votó podamos lograr que tome conciencia del rumbo por el que se va y de cuáles son los principios ideológicos del MPP y del Frente Amplio…
—Y del MLN.
—Y del MLN, sí. Lo que pasa es que los principios del MLN se reflejan en los principios del MPP.
—Porque el MLN fue el creador del MPP.
—Claro, es el creador y donde están las fuentes de generación de conciencia y de ideología. Yo no soy ni nunca fui MLN, pero he mamado mucho de ahí, entonces creo que el foco fuerte de la ideología del MPP se la dan los compañeros que son y que discuten dentro del MLN. Así que creo que no hay dos Frente Amplio.
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