miércoles, 16 de abril de 2014

Algo huele mal en Los Cerrillos

VACUNADOS



Érase que una vez un ex jerarca estatal compró un campo de unas seis hectáreas en Los Cerrillos. Érase que se era que un día descubrió que no sería mal negocio alquilar ese campo para la estadía transitoria de vacas de exportación. Y así lo pensó y así lo hizo. Pero érase que ese terreno que nace en la zona rural también va bordeando la ciudad, y que a medida que las vacas pasajeras transitorias se acercan al poblado los habitantes comienzan a escuchar sus mugidos, sobre todo al amanecer, y empiezan a oler sus bostas y sus raciones fermentadas, y empiezan a verse invadidos por millares de moscas que encuentran cobijo en cada uno de esos hogares que no perciben uno solo de los dólares vacunos que el propietario sí, y que el gas mutano contamina el ambiente y asciende a las alturas, y que los bovinos fallecidos (queenpazdescansen) van quedando esparcidos por la hierba otoñal hasta que alguno de los peones les de ternera sepultura. Pero érase que el acaudalado propietario así lo quiso y así lo hizo, y no le importaron ni los vecinos ni las moscas ni las bostas ni la agresión medioambiental ni la mar en coche, sino sólo los alrededor de tres dólares que cobraba por cada cabeza de ganado. Y así lo pensó y así lo hizo y así descansó hasta que asomó el sol y las vacas seguían mugiendo por sed, por hambre, por soledad o pena ajena.
Este es más o menos el cuento, que en Los Cerrillos se corporiza bovinamente en alrededor de unas tres mil vacas, y saque la cuenta del alcance del negocio. Pero súmele también todo lo que se pierde y pregúntese también acaso por qué las autoridades rehúyen hacer algo al respecto cuando reciben las denuncias y posiblemente las encajonan sin más cargo de conciencia. Porque esta no es la primera vez, y porque ya el año pasado este asentamiento irregular vacuno fue denunciado, como corresponde a toda república ex ganadera pero con las leyes aún vigentes. Y así como se denunció a los funcionarios (que cobran más de tres dólares por cabeza), así quedó todo en la nada. Y este año llegaron de nuevo (confiadas porque allí sí había pasto, Alfredo), y uno de los vecinos linderos, Yony Batista, que no logra entender que es en vano denunciar este tipo de cosas, agarró y denunció. Y así lo pensó y así lo hizo. Pero desde el otro lado del teléfono el director de Desarrollo Productivo de la Intendencia de Canelones, Nelson Larzábal, que entendió clarito lo denunciado, le respondió que para darle curso al reclamo debía primero presentar la demanda dirigida a él en el Municipio de Los Cerrillos, mientras las vacas seguían pastando y mientras Batista ya manejaba la opción de presentar la denuncia penal. Y esta historia, for export del Uruguay, sin duda continuará.

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