—¿Cuántas escuelas rurales rodean la ciudad de Los Cerrillos y cómo se puede acceder a cada una de ellas?
—Los Cerrillos está rodeado por más de doce escuelas rurales. Está la 8, sobre ruta 49, que no tiene locomoción para poder trasladarse, por lo tanto ofrece mucha dificultad para llegar los alumnos, los docentes y los profesores especiales. Está la 4, de Barrancas Coloradas, que tiene muy mala o nula locomoción, rumbo a Parador Tajes. Está la 5, Punta de Brujas, que en ese caso sí está la empresa Ceballos, que lleva y trae, muy cercana a Los Cerrillos. Está la 7 de Paso del Bote, que lamentablemente este año vuelve a ser unidocente; eran dos maestros pero por bajo alumnado y por no poder llegar a ella por falta de ómnibus quedó con maestro único. La 37 de Quinta de Illa, que alberga a alrededor de diez niños, donde tampoco existe locomoción alguna para llegar ni para regresar de la escuela. La 36, Curva de Bruschi, que está cercana y tiene empresa Ceballos. La 143 de Las Brujas, que estamos a 15 kilómetros y no existe locomoción tampoco de unión con Los Cerrillos. La 168, Rincón del Colorado, que tampoco tiene locomoción directa. La 120, Campo Militar, que sí la tiene a través de empresa Ceballos y Copsa. La 63, Paso Garúa, que en un momento estuvo desprendida y cerrada también con la reforma de Germán Rama, se logra que vuelva nuevamente a abrirse como unidocente. La 61, de Villanueva, sobre ruta 36, con muy buena locomoción. Y por último el jardín de infantes rural 237, primero en el país, que también está sobre la ruta 36.
—Y además quedaría para definir si pertenece la 3 de Aguas Corrientes y el jardín de infantes que se encuentra allí, porque no está definido el tema de los límites jurisdisccionales, como también es el caso de la 45 rural de tiempo completo; pero sé que a nivel judicial se toma en cuenta toda esta zona, inclusive también la 62 de Etchevarría.
—¿Cuáles son las características educativas de esas escuelas?
—El ámbito rural tiene la condicionante de los tiempos y la especificidad que tienen los niños, la forma de llegar, el tiempo, la distancia, inclusive la exposición a una gran vulnerabilidad que no es atendida, con un sistema de salud que no está cercano en los espacios geográficos, la propuesta que puede haber a nivel de institución pública o privada de la ciudad no llega al campo, un altísimo porcentaje de los niños queda en el camino a nivel educativo y su último año de estudios es sexto año porque a pesar de que la ley dice que es obligatorio desde los cuatro años hasta ciclo básico en este país no están dadas las condiciones como para que se puedan trasladar desde donde viven hasta el liceo más cercano o la escuela técnica o lo que sea.
—Claro, en este caso eso se traduce en que la locomoción pasa a ser un derecho humano fundamental sin ninguna duda.
—Por eso cuando llegamos a analizar profundamente, muchos docentes o especialistas nos encontramos con que se cierra la puerta a la hora de que sabemos que no hay locomoción.
—¿Cuál es la situación de las más alejadas? ¿Cómo llegan los niños?
—Los niños llegan en alguna moto, varios niños en una moto, o caminando. Muy pocos en bicicleta, porque a veces tampoco hay caminos de balasto como para andar en bicicleta. Y algunos en ómnibus, que son los menos porque este tema está carente como forma de acceso.
—Eso en condiciones climáticas normales, pero ¿qué pasa cuando hay mal tiempo, viento, lluvia, tormentas eléctricas?
—Acordamos generalmente que si está por venir una tormenta, por ejemplo, los retiren antes de la hora, o llegan más tarde, o sino, bueno, faltan.
—Hay niños en el paraje Quinta de Illa, y esto sigue sucediendo, sucedió por dos o tres décadas, que están a cinco kilómetros por campo, campos con alambrado eléctrico, animales que están sueltos, arroyos y partes inundables, y sino que lo tienen que hacer a camino. Generalmente estos niños pertenecen a la comunidad de la Quinta de Giménez, que está entre Las Brujas y Paso del Bote, y éstos se han quedado con una escolaridad bien reducida, que puede llegar a un 30 o un 40 por ciento en todo el año que pueden acudir, y no se dispone de un vehículo.
—En un momento hubo una intención muy importante por parte de la alcaldesa Rosa Imoda, que ofreció un dinero para poder colaborar con algún padre que tuviese un vehículo en el que pudiese llevar a cinco o seis niños. No había ningún padre disponible de diez de la mañana a tres de la tarde como para llevarlos, por lo tanto a pesar de que hubo la intención de otorgar un dinero para el combustible no había ninguna persona que lo hiciera.
—Así sucede en varios espacios que están tan cerca de Montevideo, tan cerca de la capital departamental, y no se puede creer, porque si esto lo comparamos con otros lugares mucho más inhóspitos o recónditos geográficamente, agarramos el mapa y pensamos que acá en Canelones esto no sucede, pero es así, los maestros tenemos que desplazarnos en moto, las motos se rompen, hay barro, hay tormenta, hay inundación, hay que dejar la moto, tenemos que esperar que el agua baje, tomar todas las consideraciones. A su vez, en el caso de estar en buen tiempo tampoco podemos acudir a contratar un taxímetro para ir a trabajar.
—O sea que no cuentan con ningún apoyo.
—La policía de Los Cerrillos fue un estandarte en cuanto a la colaboración en 2005, 2006 y 2007 con la escuela 37 de Quinta de Illa, llevando una vez a la semana a una maestra de ciegos que venía de Las Piedras, porque si llegaba la maestra hasta acá, hasta la ciudad, siete kilómetros no los podía hacer a pie, entonces la policía la llevaba y la traía.
—Así también sucede cuando hay algún problema de salud, porque como no hay atención directamente con ambulancia hacia algún niño que tiene algún quebranto de salud en el medio escolar hemos tenido que llamar también los maestros y directores a la policía para que traslade a los niños a Los Cerrillos o al hospital más próximo, que es el de Canelones. Debería la emergencia médico móvil de Los Cerrillos poder atender y abarcar a los niños de las escuelas públicas rurales, porque esto sí sucede en las escuelas urbanas, pero no llega a las rurales.
—Y en cuanto a la elección de cargos, generalmente eligen los cargos de escuelas alejadas quienes van quedando últimos en la lista, por diferentes motivos, o se elige rural y alejada geográficamente porque el alma de ser maestros y de habernos preparado para ser maestros urbanos o rurales no hace de esto ninguna pesadumbre ni nada por el estilo. Es un desafío muy importante.
—Pero también hay que destacar que desde Primaria, desde el CEIP, existen cinco áreas de trabajo que no son abordadas por los niños de escuelas rurales porque no tenemos alcance a profesores de gimnasia, educación física, tampoco existe asignación de profesores de música, canto, expresión corporal, teatro, expresión plástica; o sea, encima estas áreas en las demás escuelas están atendidas por profesores especiales, contratados por el Consejo, y en las escuelas rurales no llega.
—La policía se tiene que hacer cargo de combatir el delito y ofrecer la mayor seguridad posible a los habitantes de una población. La alcaldesa tiene que ocuparse de un montón de cuestiones burocráticas públicas que también involucran a los ciudadanos de la sección donde se encuentre. Ninguno de ellos tiene por qué ocuparse de la educación. ¿Qué responden sobre esta problemática del acceso dificultoso a las escuelas rurales las autoridades de la educación? ¿O no responden?
—De parte de las autoridades de la educación está la propuesta.
—Hubo un momento en el que se consideró que si una escuela estaba mal ubicada, que le llamaban a toda aquella escuela que estaba a más de tres o cinco kilómetros de la ciudad más cercana, se retribuía monetariamente con un plus en el sueldo. Podía ser una forma que tendría el docente para paliar esa situación.
—El docente, ¿pero los gurises?
—Los niños… en realidad muchas veces las familias deciden traerlos a la ciudad porque la propuesta pedagógica es más atractiva, hay más áreas, hay mayor socialización, porque el acto educativo se define como un acto de relacionamiento, de vinculaciones, y cuando quedan tres o cuatro niños en una escuela está muy comprometida la socialización. Entonces desde las autoridades vamos a una elección de cargos todos los años, y quien elige una escuela aislada geográficamente ya conoce cuáles son las condiciones que va a tener para poder trabajar y de lo contrario que no la elija. Esa es la propuesta.
—Si está dispuesto a ceder su tiempo y a realizar ese sacrificio al ir a una escuela rural que la elija y sino que opte por una urbana. En realidad es así.
—¿Pero qué pasa con el alumnado de esa escuela que queda por ejemplo siete kilómetros adentro?
—Cuando los niños no pueden ir los docentes tenemos que solicitar una prueba que tenga que ver con algo médico, pero generalmente nos responden.
—Los padres son los que se tienen que preocupar, pero cuando conocemos que los padres no pueden abandonar el trabajo porque están en una jornada laboral rural muy ardua adentro de una quinta, no pueden salir, e incluso los niños trabajan junto con los padres, nos encontramos con un problema que es más que multifacético, que debería ser abordado por diferentes organismos del estado o privados, como hemos tenido también muchas veces desde diferentes instituciones privadas que han venido de una u otra forma donaciones, sabiendo que el aislamiento rural muchas veces tiene hasta peores connotaciones que la pobreza urbana. El estar aislado, el estar lejos de todo, lleva a un tipo de pobreza que realmente puede llegar a tener peores connotaciones que la pobreza urbana.
—¿Alguna vez alguien intentó dialogar con algún encargado de alguna empresa de transporte para ver si se conseguía que alguna de ellas llegara hasta esas escuelas al menos en dos turnos, que se pudiera desviar uno de los ómnibus por lo menos en dos frecuencias?
—Por ejemplo de Compañía del Este ellos plantean que no pueden cubrir el horario de cinco horas que se hace en una jornada de escuela rural, por lo tanto a pesar de numerosos llamados telefónicos, de hablar con los dueños, de recibir la visita de los dueños, nos han dicho que es la Dirección de Transporte de la Intendencia de Canelones la que no les asigna la posibilidad de poder tener un recorrido que pueda abarcar la escuela.
—Igualmente es importante también destacar que los maestros que tienen acceso a ómnibus para llegar al trabajo tienen una compensación monetaria por los boletos, pero los maestros que van a la escuela en moto, en auto, o tienen que llegar en algún momento en un taxímetro no tienen forma de poder corroborar que tienen gasto de traslado, por lo tanto hay una gran desigualdad: el maestro urbano recibe boletos y el maestro rural se tiene que costear el traslado.
—En 2006 más o menos hubo un planteamiento de la entonces Junta Local que llevó a que por parte de la Intendencia se preguntara a algunas empresas privadas acerca de los costos para hacer los traslados en caminos vecinales, y las empresas de ómnibus dijeron que de ninguna manera podían hacer tantos kilómetros con uno, dos o tres pasajeros, porque no era lucrativo. La Intendencia atendiendo ese caso podría haberles ofrecido un subsidio, pero eso no se hizo, aunque las empresas ya están subsidiadas para que los jóvenes puedan llegar en ómnibus a estudiar a la localidad, pero el problema es cuando no hay ómnibus.
—¿Qué conocimiento de toda esta problemática tiene la población de Los Cerrillos o la población más cercana a las escuelas rurales que se encuentran en esta situación? ¿O no les importa? Porque cuando la gente se involucra la respuesta oficial puede ser otra.
—Las personas teniendo el tiempo suficiente y la voluntad y las ganas es mucho lo que se acercan a las escuelas rurales. Los maestros también contamos con los padres como apoyo. Pero es demasiado pobre la propuesta cultural que hay, o inexistente, entonces todo el tiempo en el que el niño está fuera de la escuela no está recibiendo ninguna posibilidad de relacionamiento o socialización.
—Muchos talentos quedan limitados o frustrados porque realmente no pueden acceder a la posibilidad de tener como respaldo una familia con un vehículo para poder acceder a un lugar y un respaldo económico que pueda apoyar su continuidad educativa. La población tiene interés y quiere seguir teniendo estudios, pero lo más grave es el problema de cómo llegar a las ciudades.
—Quizás estaríamos en momento de pensar en un ciclo básico rural en alguna escuela donde se desarrolle séptimo, octavo y noveno, quizás haya necesidad de implementar maestros comunitarios, y los docentes tenemos una matriz específica de conocimientos que pueden ayudar a quienes pueden ejecutar por decisión política todo lo que estamos diciendo.