Con Antonio Martínez, médico de la policlínica de Los Cerrillos
LA INTERACCIÓN COMO BASE
Pese a todas las dificultades asistenciales por su horario recortado y todas las demás deficiencias ya citadas, que parten del Ministerio de Salud Pública y de su implementación a través de ASSE, la policlínica local tiene la particularidad de contar con buenos médicos, y el Dr. Martínez para nada es la excepción. Al contrario, una consulta con él no se limita al tratamiento del cuadro por el que uno acuda sino que además se deberá contar con tiempo suficiente para responder a ese relacionamiento médico-paciente que excede la atención concreta sobre cada caso que se le plantee para indagar en otros aspectos que promueven mejorar en lo posible la calidad de vida de cada uno de los usuarios. Ese diálogo enriquecedor también ha llevado a Martínez a comprender la problemática que venimos buscando mejorar, la reconoce, da fe de ella, de las limitaciones horarias de las líneas de ómnibus para trasladarse hacia y desde otros centros de salud cercanos, como de los problemas económicos a los que cada usuario debe hacer frente para no quedar durmiendo en la plaza de Canelones si es dado de alta después de las 20 horas de aquel hospital cualquier día de la semana. Con él conversamos luego de la consulta en los siguientes términos.
—¿Cuándo hace que está trabajando en la policlínica?
—Once meses. Desde abril del año pasado.
—¿Trabajó antes en otras policlínicas?
—Como médico titular no. Fui suplente en la policlínica de ASSE de San Jacinto. Después trabajé en policlínicas mutuales.
—¿Cómo encontró esta policlínica cuando ingresó?
—Muy similar a la de San Jacinto. No encontré grandes diferencias. Tenía la misma infraestructura que acá. Era igual, con la misma infraestructura básica de una policlínica del primer nivel de atención.
—¿Cuántas horas de atención al público existían en San Jacinto?
—De seis de la mañana a seis de la tarde, como acá. Básicamente como toda policlínica: fines de semana no se trabaja y feriados rojos tampoco.
—¿Cómo evalúa el hecho de que los fines de semana, los feriados y por la noche la gente pobre de Los Cerrillos no reciba atención?
—Yo no soy experto en materia de administración.
—Pero en materia de salud sí.
—Sí, pero para determinar dónde y cuántas emergencias médicas las veinticuatro horas se requieren hay que hacer un análisis, y eso es resorte de los especialistas de administración. Me imagino que ese análisis se habrá hecho y se habrá estimado que de acuerdo a las distancias y a la población, teniendo las emergencias de Las Piedras, de Santa Lucía y de Canelones relativamente próximas, estaría cubierta la población de Los Cerrillos y aledaños, Las Brujas, Paso del Bote, Parador Tajes, Campo Militar. Lo que sí yo veo, pero es un tema extrasalud, es el de la escasez de transporte, el transporte colectivo es muy limitado, eso sí es cierto, hay zonas que no tienen transporte colectivo y zonas que carecen casi completamente en el verano. Para el lado de Paso del Bote por ejemplo no hay.
—¿Pasaba lo mismo en San Jacinto?
—San Jacinto tiene una realidad muy particular porque está sobre la ruta 7, una ruta nacional, y pasan cinco compañías distintas por lo menos, y además la policlínica está a veinte metros de la ruta 7. También cruza la ruta 11 por ahí. Es otra realidad.
—¿Cómo ve esa limitación asistencial en Los Cerrillos?
—Me parece un punto que se debería atender. Como no soy experto en la materia no sé qué medida se toma a la hora de plantear soluciones, si es una emergencia móvil, una puerta de emergencia, no sé cuál es la solución, pero hay que atenderlo. Y para atender ese problema me parece que es fundamental la interacción de todos los actores que juegan a la hora de la salud. Y en eso estamos nosotros, los que hacemos la asistencia día a día, los demás colegas, las enfermeras y las administrativas por un lado. A su vez los jerarcas de la salud de la zona y nacionales por otro, y los usuarios fundamentalmente. Porque yo ahí veo una placa que dice que la parte arquitectónica de esta policlínica fue obra de Pintos Risso en colaboración con un grupo de usuarios que se movieron. Si consiguieron en su tiempo, hace muchos años, que un arquitecto tan renombrado y una empresa tan conocida pusieran su mirada en este pequeño pueblo, creo que la fuerza ahora se ha multiplicado porque hay más gente, los medios de comunicación son cada vez más masivos y la información llega más lejos y más rápido. Si un grupo importante de usuarios se organizara y se presentara ante las autoridades con planteos organizados me parece que tendría que encontrarse una solución.
—¿Eso le compete resolverlo a ASSE o al MSP?
—En eso el Ministerio de Salud Pública no tiene injerencia me parece. ASSE es quien brinda los servicios. El cometido del MSP es delinear las políticas de salud y hacer la vigilancia en salud, ser la policía sanitaria. Lo que pasa es que antes brindaba también la asistencia, pero antiguamente a lo que estaba obligado el MSP era a brindar asistencia a los indigentes, que eran aquellos que carecían de todo recurso para acceder a la salud. Pero cuando se crea ASSE pasa a ser un prestador de salud más, que puede competir a la par con la estructura mutual o con otros prestadores públicos como el policial, la Dirección Nacional de las Fuerzas Armadas, los seguros privados. Es un competidor más, y en esto pienso que los recursos provengan de ASSE, no lo sé.
—En aquel caso que usted planteaba si no se atendía al indigente se caía en omisión.
—Pero es que nunca el Ministerio de Salud Pública dejó de atenderlos.
—¿En la actualidad ASSE no cae en omisión de asistencia por tener doce horas al día, sábados, domingos y feriados a la gente sin atención?
—En ese sentido hay una estructura que tiene puertas de emergencia cerca. El tema es trasladarse hasta esas puertas de emergencia…
—Más difícil todavía cuando una ambulancia puede cobrar entre 15 y 18 mil pesos.
—Sí, lo entiendo, pero yo para eso no tengo respuesta porque no soy especialista en administración. También le puedo decir que a nivel mutual en el interior, si bien hay un médico veinticuatro horas de guardia, no tiene en qué moverse ese médico, y si no se moviliza en su coche particular el paciente tiene que pagar el taxímetro para que vaya hasta el domicilio. Esa es la realidad de todo el interior del país, tanto mutual como a nivel de ASSE, que no la de Montevideo. Igualmente hay una serie de cosas destacables del sistema de salud uruguayo, público o privado, mucho más aún en el público, porque por poca medicación que tome un paciente son varios miles de pesos al mes que en salud pública se otorgan en forma gratuita, además de la asistencia.
—¿Qué elementos se ponderan al evaluar la necesidad de que se cuente con una puerta de emergencia en una localidad?
—Estoy tirando ideas de qué incidencia tiene una emergencia. Porque también ahora está mucho en boga saber a qué nivel de atención debe concurrir un paciente ante determinado problema, porque de la vieja estructura de la salud quedó el reflejo natural de ante la más mínima cosa ir a la emergencia, pero en realidad es menos saludable para el paciente y es más costoso para el sistema, que al final lo pagamos todos, que por una uña encarnada o por una gripe vayamos a la emergencia, pero, claro, hay que enseñarles a las personas a dónde tienen que acudir y tienen que tener la posibilidad de acceder.
—Pero también el paciente puede sentir un dolor en el pecho, más allá de la uña encarnada.
—Claro, ahí sí. Una falta de aire, un dolor en el pecho, una pérdida de conocimiento, un traumatismo grande, ese tipo de cosas requieren una asistencia de emergencia. Si existen posibilidades de articular una puerta única en la cual se combinen esfuerzos privados y esfuerzos públicos estaría muy bueno para la población porque para los dos sistemas sería menos costoso porque aunarían los costos y ahí ya se acercaría un poco más la realidad de los usuarios con la realidad de los sistemas.
—Una realidad que en la policlínica de Los Cerrillos se expresa en la escasez de médicos de medicina general al menos.
—Sí, estamos con una realidad de que la doctora Inés Trecu está con licencia médica hace ya varios meses y de tres médicos generales quedamos con dos, y eso representa no sólo que falte uno sino que en realidad falta un 33 por ciento de los recursos
—¿O sea que usted estaría a favor de lo que planteamos varios usuarios respecto de que se busque alguna solución como para poder contar con un servicio de emergencia y atención las veinticuatro horas en la policlínica?
—Yo en lo que estoy de acuerdo es en que se articule entre las autoridades de los prestadores, ya sea públicos y privados o ambos, que se sienten a una mesa con un grupo representativo de los usuarios, y que entre los tres encuentren una solución. Yo no soy experto en la materia sobre recursos, entonces que quienes se dedican a administrar puedan escuchar las necesidades de los usuarios y que los usuarios puedan escuchar los recursos con los que cuentan los administradores. Porque los recursos son finitos, hay una cantidad limitada de recursos que hay que racionalizarlos de acuerdo a los requerimientos y a las necesidades. Y para ponerse a conversar me parece fundamental que la población también haga algún esfuerzo por conseguirlo, porque si a un Cabildo Abierto sobre la policlínica van cuatro personas como usted me cuenta… Entonces si uno lo mira de afuera, como administrador o como prestador de salud, dice: no necesitan. Otro actor que no se ha tomado en cuenta son el resto de las fuerzas vivas a nivel de la ciudad y a nivel del estado todo.
—Cerrillos no tiene ni leones ni rotarios, si a eso se refiere.
—Pero no hemos hablado de la Intendencia, que es una estructura medio paralela dentro del estado, que además cuenta con un presupuesto propio.
—Pero no un presupuesto para salud.
—No para salud, pero sí un presupuesto.
—Pero pasaría lo mismo si un médico sindicalizado entiende que está cobrando poco, y es cierto que está cobrando poco, pero los demás colegas no se mueven.
—En gran parte esa no es una realidad que escape al Uruguay. En comparación con otros profesionales universitarios los médicos año a año de formación ganamos poco.
—En su caso usted tiene una relación muy particular con los pacientes, que va más allá de la simple consulta.
—Yo qué sé, la tarea que yo trato de hacer acá es muy preventiva, trato de hablar y construir un poco hábitos saludables y de prevención, por lo que a uno le encanta que haya muchos pacientes, porque lo que también hacemos es hablar y ver si podemos bajar la glicemia, bajar la presión, si podemos agregar ejercicios...
—¿Qué valor tendría la creación de una comisión de usuarios de la policlínica?
—Me parece que la comisión de usuarios es fundamental.
—Me refiero a una comisión de usuarios que no sólo esté para cortar el pasto o pintar la pared.
—Es que no sólo pasa por ahí una comisión de usuarios, pasa por un millón de cosas más, por un montón de cosas que pueden pulirse en el día a día, que de repente uno o el funcionario, llenos de trabajo, no las vemos, pero el usuario sí. Entonces si hay una buena interacción no se recibe como una queja, se recibe como un aporte.
—Más allá de que no vayan a los cabildos abiertos, ¿alguien le ha manifestado inquietud por el horario parcial de atención?
—No, lo que sí se manifiesta es que es a veces complejo acceder a la emergencia en localidades vecinas, que estaba lloviendo y tuvo que ir en ómnibus, o no había ómnibus a determinadas horas, o que fue a la emergencia y le dieron de alta y no tuvo en qué volverse porque eran las diez de la noche y no había ómnibus.
—¿Sirve tener, como tenemos, un desfibrilador en una comisaría, aunque digan que es muy fácil manejarlo, para uno pasar a ser atendido por un cabo segundo que no tiene después a quién derivar si encuentra algún mal que requiera ser atendido de urgencia?
—Lo que hay ahí es un desfibrilador externo automático (DEA), que no es como los de la película, como los de una sala de reanimación o de una puerta de emergencia o de una móvil especializada que tiene un médico. Es para ser utilizado por legos, una persona entrenada en el manejo de ese equipo, y que a su vez tiene otras habilidades que puede brindar sobre soporte vital básico, manejo básico de la vía aérea, que no significa poner tubos sino simplemente saber en qué posición debe quedar la cabeza de un paciente después que pierde el conocimiento, cómo tiene que quedar la vía aérea, y nada más, cuándo hacer respiración boca a boca, cuándo no. Y en la parte circulatoria cuándo hacer masaje cardíaco y cuándo no, y cuándo está indicado el uso del DEA y cuándo no. Si tenemos un paciente en paro cardíaco el DEA se utiliza por un lego. En esos casos un lego entrenado lo utiliza. ¿Está bien que esté en una comisaría? Está bien que esté en un lugar que esté abierto veinticuatro horas al día, y en Los Cerrillos creo que el único lugar es la comisaría. Así que el lugar físico está bien. No sé con qué cantidad de legos contamos ni si hay legos entrenados o no. Sí me consta, porque hice un curso de una charla de reanimación en el liceo, que las policías comunitarias están entrenadas en reanimación, y debe haber otros policías entrenados en reanimación básica.
La situación es gravísima. Todo lo centran los administradores en numeros. Los Cerrillos no es sólo ciudad, EL TRANSPORTE ES LO MAS GRAVE A ATENDER no hay omnibus para atenderse así como no hay dia y hora para enfermarse. Solo por el google maps esta cerca Sta Lucia, Canelones o Las Piedras. Me ofrezco para acompañar a la autoridad que sea a los hogares de los habitantes que estan vedados de atencion, tratamiento, prevencion, etc.
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