lunes, 10 de febrero de 2014

Con Bernarda Taramasco - ex integrante Comisión de Usuarios

LUCHAR CONTRA MOLINOS DE VIENTO


“La frustración es la palabra” que conduce a abandonar la lucha por mejores condiciones de atención. La desidia oficial y el desinterés ciudadano promueven esa frustración. Así los pueblos, por siempre ausentes en las decisiones, acaban aceptando como normal lo que dictan los cargos jerárquicos, desconociendo que esas jerarquías son incapaces de subsistir sin la existencia de esos pueblos que suelen no distinguir su real poderío y se entregan a lo que determinen los mandamases de turno sin oponer ningún tipo de objeción, aunque esas determinaciones resulten absolutamente injustas para esos pueblos que las padecen. Así las comisiones de apoyo a dependencias estatales, como en este caso la policlínica, funcionan como mano de obra ad honorem para realizar beneficios o donaciones de juguetes para los niños, de computadoras, de estufas eléctricas porque “la estufa a leña que hay nunca se prendió”, o hasta para pintar paredes o construir un techo que pueda guarecer a los usuarios mientras esperan a un médico que -anhelan- ojalá ese día no falte, pero para poca cosa más. La policlínica de Los Cerrillos, creada en 1971, atravesó la dictadura y los gobiernos de todos los colores políticos. Ninguno de ellos hizo gran cosa y los usuarios continúan esperando que desde el cielo burocrático les lluevan las soluciones que no visualizan en el suelo de su vida cotidiana. De estas y otras cosas conversamos con Bernarda Taramasco, usuaria de salud pública y ex integrante de la comisión de apoyo.




—¿Desde qué año funciona la policlínica en Los Cerrillos?                        
—La policlínica se fundó en el año 1971.                             
—¿Antes qué había?     
—Acá siempre hubo policlínica, pero antes funcionaba en una casita alquilada.
—¿Quién la alquilaba, el Ministerio de Salud Pública?  
—Supongo que sí, que era todo avalado por el Ministerio de Salud Pública.
—Sería algo muy precario.   
—Sí, obviamente. Sólo eran enfermeros, vacunas…       
—¿No había médicos?          
—Uno solo, Segundo Reyes, y después quedó el hijo, Francisco Reyes. Eran doctores de medicina general, no había ninguna otra especialidad. 
—¿Cuántas horas por día?  
—Cuatro horas.                           
—¿Todos los días?                
—No, vacunación era dos o tres veces por semana, y médico una o dos veces a la semana.                                            
—¿Cuándo se formó la comisión de apoyo a la policlínica?                        
—En 2007 aproximadamente, por unos dos años.                       
—¿Con qué objetivo?
—Con el objetivo de solicitar más médicos, enfermeros, administrativa también porque no daba abasto, y además tratar de que hubiera una ambulancia y médicos doce horas, porque se atendía seis horas, que la gente que vive lejos y no tiene cómo llegar pudiera tener también asistencia en la casa, que no tuviera que ir a Canelones a coordinar los números o para hacer análisis de sangre, y que hubieran más remedios en la farmacia, por- que acá con los remedios…              
—Si hay hay y si no hay no hay.                                                      
—Exactamente.               
—¿En 2007 qué atención había?                                       
—Ya ahí habían pediatras, más médicos generales…     
—¿Más que hoy?                    
—No, igual, no ha variado mucho. Había dentista también, cardiólogo, pediatra y partera.
—Esa comisión trabajó unos dos años.                          
—Dos años más o menos, porque yo después me abrí de la comisión. Ellos siguieron un tiempo más, Eva González y Graciela Meléndez.                 
—Así que en 2009 más o menos se quedó sin comisión de apoyo. ¿Nunca más volvió a formarse?
—No, no volvió a formarse. Pero al año más o menos lo que se formó es la comisión de usuarios.
—¿Pero el objetivo era el mismo?                                       
—El objetivo ya era lograr la puerta única.                         
—¿Esa comisión estaba integrada por la misma gente?       
—Por la misma que había estado en la primera comisión.          
—¿Usted hasta cuándo la integró?                                              
—Yo me fui hace tiempo, porque también uno se cansa de trabajar y no encontrar res- puestas o quedarse siempre en promesas incumplidas. En resumidas cuentas se disolvió todo porque como no se logró la puerta única Eva González, Graciela Meléndez y yo nos retiramos, quedó sólo Marta Falco, pero se disolvió hace dos o tres años.                       
—¿Con quiénes llegaron a hablar en esa comisión de usuarios?              
—Con el director de ASSE.    
—¿Qué les dijo?                      
—Puso excusas, que eso tenía que pasar al Ministerio y que después del Ministerio iban a derivar la cantidad de plata necesaria para llegar a la puerta única con COMECA, pero todo quedó en la nada.           
—¿Hablaron con alguien más?                                                      
—Con los mismos doctores. Hubo una reunión en la Casa de la Cultura donde hubo usuarios de salud pública, de la Sociedad Española, de Casa de Galicia, de COMECA, de Médica Uruguaya y otros. Esa fue la última reunión que yo presencié.                          
—¿Quién la convocó?           
—Usuarios de salud pública y de las sociedades médicas.        
—¿Cómo lograron ponerse de acuerdo?                       
—Porque se habló entre los mismos médicos representantes de cada institución y se pusieron de acuerdo para llamar al director de ASSE, a la directora de Salud Pública y a representantes de cada sociedad médica. Al ministro de Salud Pública no, el ministro nunca vino aquí.                                  
—¿De qué se habló en esa reunión? Porque gente tan diversa, ¿qué tenían en común, qué reclamaban?          
—Lo mismo, íbamos por la puerta única, estábamos todos luchando para que se abriera una puerta única. Hubo algunas propuestas, la primera fue la de SEMMI y la última la de COMECA, que propuso su espacio físico no sé en qué condiciones, pero no se llegó a nada, quedó la propuesta de COMECA a estudio del MSP y SEMMI se levantó y se fue.
—¿SEMMI con qué cuenta en su base?                          
—Con ambulancia, atención de medicina general, y si coinciden varios usuarios llaman cada quince días más o menos algún especialista.              
—¿En esa reunión se disolvió la comisión?                  
—Sí, se ve que sí, al menos yo fui a esa última reunión y después no me citaron más a ninguna otra.                                     
—¿Cuál es el perfil de los usuarios de salud pública de Los Cerrillos?    
—Gente de campo, gente de recursos económicos bajos, gente trabajadora, gente del frigorífico y su familia...                   
—O sea que también mucha gente de campo que a veces tiene que recorrer a pie varios kilómetros para llegar hasta la policlínica.   
—En algunos casos sí. Hay gente que vive en caminitos muy recónditos que si no tiene algún vecino…
—Tiene que hacer dos o tres kilómetros para venir a hacer cola y de repente el médico no viene.                       
—Claro, o en taxímetro, pero eso suma mucho gasto y hay gente que no lo puede pagar.  
—¿Se puede coordinar hora con los médicos previamente o hay que hacer cola?
—Para medicina general no, hay que venir los lunes cuando abren y si está lleno dan para otro día.                                    
—¿No se puede llamar por teléfono para coordinar?    
—No, eso no.                             
—¿A qué hora tiene que venir la gente para conseguir turno?                    
—A las seis de la mañana ya hay gente.                                        
—¿Hay suficiente medicación en la farmacia?              
—Sí, la farmacia ha mejorado.                                                          
—¿Qué tipo de medicamentos hay? ¿También para males complejos?  
—Generalmente dan para tratamiento psiquiátrico a personas que lo precisan, para la presión alta, diabéticos, pediatría.                                            
—¿Y en cuanto al personal no médico?                         
—En ese sentido está bien, hay dos enfermeras por turno, desde las seis de la mañana hasta las seis de la tarde, cosa que no había hasta hace tres o cuatro años. En eso por lo menos se ha avanzado.              
—Porque lo lograron ustedes.
—Sí, la comisión. Y mucho también la Dra. Trecu, que hizo mucho. Fue una de las que hizo mucho y de las que no le dieron mucha bolilla tampoco.            
—Ya desde fuera de la comisión, ¿qué ve usted necesario cambiar para que estemos un poco menos en riesgo? ¿Qué hay que mejorar?             
—Debería haber médico de guardia las veinticuatro horas, todos los días, de lunes a domingos, los 365 días del año, y especialistas para no tener que ir hasta Canelones.
—¿Ambulancia también?       
—Ambulancia sí, tendría que haber una ambulancia acá. Y corregir el tema de los doctores, que a veces faltan.
—¿Faltan sin aviso?   
—No, pero avisan que no van a venir cuando uno ya está en la policlínica esperándolos.
—¿Son médicos generales?                                                            
—Sí, los que faltan son médicos generales, que a veces viene gente de lejos y los dejan sin atención.                                      
—¿Alguna vez se manejó en la comisión si ese tema o el hecho de que esté cerrada doce horas representaría que el MSP está cayendo en omisión de asistencia?
—Puede ser que esté cayendo en eso, pero nunca se manejó.                               
—¿Cuáles cree que son los intereses que están trabando que acá se pueda mejorar la atención?               
—La falta de voluntad del Ministerio. Porque los usuarios sí pusimos toda la voluntad para que se lograra la puerta única.       
—¿Cuánta gente integraba esa comisión de usuarios?         
—Tres o cuatro personas como mucho.                                           
—¿Es difícil integrar a la gente de Los Cerrillos?           
—Es muy difícil sí, uno a veces se cansa también, se desgasta mucho.         
—Y la demás gente viene, espera, se frustra y vuelve para su casa.          
—Sí, esa es la palabra, la frustración.                                               
—¿Nunca nadie se quejó?   
—Se quejan en la casa o en la cola de la policlínica, pero…



1 comentario:

  1. Es cuestión de aprender a escucharnos, darnos cuenta que no hay vereda de enfrente a no ser quien quiera ubicarse allí y resolver reclamando hasta el último suspiro la distribución del presupuesto publico. O sea...qué se hace, por qué y para qué y qué es lo que no se hace con los dineros del pueblo. Nada tiene que ver con políticos ni cargos de turno, el pueblo queda: ellos van y vienen, en primera instancia. Felicitaciones Fredy González, nuestra ciudad-pueblo necesitaba justamente un espacio propio de proceso de elaboración de identidad y pertenencia como este. NADA DEFINIDO POR AUTORIDADES POLÍTICAS, aunque ellas nos representan en este régimen democrático, por supuesto. Felicitaciones!!!!!

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