lunes, 17 de marzo de 2014

Desde aquí se ve


Creciendo desde el pie

A comienzos de esta década se crearon los llamados Cabildos Jóvenes, por iniciativa de la Dirección de Juventud (Comuna Joven) de la Intendencia de Canelones. Un total de 330 jóvenes de entre 14 y 29 años participan en esta movida a lo largo y ancho del departamento. En Los Cerrillos, municipio con apenas el 1,5% de la población canaria, comenzaron en 2011. La IMC asegura que de ella nació el impulso inicial para dar vida a esta iniciativa pero que todos los Cabildos Jóvenes -el de Los Cerrillos también- cuentan con la más absoluta autonomía en la propuesta y el desarrollo de sus actividades, y los veinte miembros de este Cabildo rubrican lo dicho por la IMC. Se reúnen a la luz pública de la noche cerrillense todos los miércoles a las 20:30 horas en la Sociedad de Fomento Rural que, por comodato, accedió ceder parte de sus instalaciones para el desempeño de esta actividad. Allí, al costado del galpón principal, montaron su Casa Joven, unos 25 metros cuadrados de sueños y escasa concurrencia. Vienen del campo y la ciudad, trabajan o estudian, los mayores tienen preferencia por algún partido político y aseguran que los hay de todos los colores partidarios, pero buena parte de Los Cerrillos los identifica con el Frente Amplio. Pese a ello, en las reuniones a que hemos asistido no se habla de política, aunque sí coinciden, y lo declaran, en oponerse a la baja de la edad de imputabilidad. Económicamente se manejan con fondos que obtienen de proyectos presentados en el INJU, en el MEC o en otros organismos oficiales. Así lograron revivir una radio que estaba cerrada desde 2012, la 90.7 Ciudad FM, a la que ellos por lo bajo les gusta nombrar como Cabildo FM. Tanto las reuniones como el acceso a realizar programas radiales es absolutamente abierto, libre y gratuito, pero por desconocimiento, desinterés o desconfianza del resto de los jóvenes jamás han logrado superar los cuatro programas al aire. Asombra la naturalidad con que se tratan entre jóvenes de distinta edad y procedencia, aunque posiblemente ello no debería asombrar, pero estamos en un mundo tan demasiado tribalizado y excluyente que no deja de llamar la atención. El director de Comuna Joven de la IMC, Rodrigo Roncio (que también vive en Los Cerrillos y está siempre junto a ellos) nos manifestó que, a su manera, están trabajando por cambiar el mundo, y ellos lo ratifican en sus pintadas y acaso en sus actos. En cada actividad pública que organizan invitan al resto de los jóvenes a acercarse a las reuniones, pero aún así el número de participantes no aumenta. Esto puede deberse a dos razones, la primera que las iniciativas que encaran no tengan valor, lo cual descartamos absolutamente porque las conocemos, y la segunda que ser joven en Los Cerrillos no sea sólo una cuestión de edad y puedan cargar también con otras mochilas de sus antecesores que les impidan jugarse la parada a una nueva manera de hacer las cosas, desestructurada, sin líderes ni patrones; o quizás ninguna de estas dos opciones, pero la cuestión es que ese acercamiento se torna por demás difícil, lo cual es un alerta de que quizá el mañana pueda ser igual que el hoy, un pronóstico para nada halagüeño, no porque el Cabildo Joven tenga la posta sino porque seguiremos esperando sin éxito que las cosas algún día puedan hacerse de un modo muy diferente a como las estamos mal haciendo hoy. En definitiva, el Cabildo Joven pinta como una oportunidad, y de quienes lo integran dependerá el resultado de esa oportunidad. Ojalá a los setenta años continúen con este mismo empuje y entusiasmo, ojalá logren demostrarnos que ese ímpetu hacia la construcción de un nuevo y mejor lugar donde vivir no es sólo el resultante de una cuestión etaria, ojalá la vida alguna vez sea otra cosa y ese momento nos tenga como protagonistas de tal cambio. De lo contrario, así como Eduardo Galeano da la bienvenida a todos los que llegan desde la fachada de la Casa Joven, al lado del galpón de la Sociedad de Fomento Rural de Los Cerrillos, tendremos que volver a citarlo en el futuro y decir con él: Que mañana (no) sea otro nombre de hoy.

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